Brasil.
Quienes viven en ciudades más pobres son más vulnerables a ser hospitalizados si la temperatura climática cambia rápidamente durante el día o en el corto plazo, revela un nuevo estudio realizado en Brasil.
Aunque los investigadores sabían que las variaciones de temperatura aumentan el riesgo de enfermedades y la mortalidad de las personas con diabetes o asma, por ejemplo, desconocían que este resultado puede verse afectado por indicadores socioeconómicos como alfabetización, ingreso familiar mensual per cápita y las tasas de urbanización de diferentes lugares.
Además, tampoco se tenían números específicos para demostrar ese riesgo para un país tan grande como Brasil. “Estas disparidades son para todo lo que uno se pueda imaginar, desde COVID-19 hasta problemas cardíacos”, explicó a SciDev.Net Paulo Saldiva, profesor principal de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo y coautor de la investigación publicada en la revista The Lancet Planetary Health.
Al analizar datos sobre casi 148 millones de hospitalizaciones en 1.814 ciudades brasileñas entre enero de 2000 y diciembre de 2015, los investigadores encontraron que el aumento de 1°C en un solo día en comparación con el día anterior aumenta el riesgo de hospitalización en un 0,52 por ciento en promedio para los habitantes de todas las ciudades analizadas.
Si bien los porcentajes pueden parecer bajos, es importante tener en cuenta que ellos representan un mayor riesgo de hospitalización por cada grado centígrado de variación de temperatura. En ese sentido, Ben Armstrong, profesor de estadística epidemiológica en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, que no participó en el estudio, advirtió que los riesgos reales pueden ser mucho mayores porque “la variabilidad de la temperatura puede cambiar varios grados de un día a otro”.
Al mirar más de cerca los diferentes municipios aparecen más disparidades. Por ejemplo, las personas menores de 19 y mayores de 60 años y quienes padecían enfermedades infecciosas, respiratorias y endocrinas en las ciudades de menores niveles de ingresos, tenían un riesgo mucho mayor de hospitalización debido al cambio de temperatura climática que las de las ciudades más pudientes.
El análisis se basó en estadísticas socioeconómicas urbanas del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, datos de hospitalización del Sistema de Información Hospitalaria del Sistema Único de Salud de Brasil y partes diarios de un conjunto de bases de datos meteorológicas brasileñas revisados por pares.
Los investigadores clasificaron las ciudades por ingresos medianos-bajos, ingresos medianos-altos e ingresos altos, de acuerdo con los estándares del Banco Mundial (2015). La tasa de alfabetización de las personas mayores de 15 años, las tasas de urbanización, el ingreso familiar mensual promedio per cápita y el PIB per cápita fueron los principales elementos para dicha clasificación.
El equipo descubrió que las personas con enfermedades endocrinas, como diabetes, de las ciudades de bajos ingresos tenían casi cuatro veces más probabilidades de ser hospitalizadas (1,21 por ciento) que aquellas con una disfunción similar que vivían en ciudades de altos ingresos (0,32 por ciento).
Las personas con enfermedades infecciosas de las ciudades pobres tenían casi tres veces más probabilidades (1,62 por ciento) de ser hospitalizadas debido a cambios bruscos de temperatura que sus contrapartes de ciudades prósperas (aumento del 0,56 por ciento).
También hubo disparidades entre las personas con enfermedades respiratorias: los pobres tenían casi tres veces más riesgo de hospitalización que los ricos (1,32 por ciento contra 0,55 por ciento de aumento).
La diabetes y las enfermedades respiratorias no son causadas por la variación diaria de la temperatura, pero pueden tener peores impactos debido a ella. La capacidad de nuestros vasos sanguíneos para hincharse cuando hace calor o contraerse cuando hace frío, por ejemplo, es una protección importante de nuestro cuerpo contra las variaciones abruptas de temperatura, explicó Saldiva.
“Con hipertensión no controlada o diabetes, las personas pueden tener aterosclerosis, que endurece los vasos sanguíneos. Eso les dificulta lidiar con la variación de temperatura porque sus funciones de regulación térmica no funcionan tan bien”, añadió.
En cuanto a los diferentes grupos de edad, aunque no hubo una diferencia notable entre los mayores de 60 años, los que viven en ciudades de bajos ingresos (0,60 por ciento) tuvieron un mayor riesgo de hospitalización que las personas mayores de las ciudades ricas (0,43 por ciento). Los más jóvenes de los municipios pobres tenían el doble de probabilidades (1,21 por ciento) de ser hospitalizados debido a los cambios diarios de temperatura que sus contrapartes de altos ingresos (0,52 por ciento).
“Estos resultados son bastante sorprendentes, ya que la asociación entre el nivel socioeconómico y la vulnerabilidad se vuelve realmente clara aquí”, señaló Armstrong desde Londres, en una videoentrevista.
Los resultados se pueden explicar debido a que los habitantes de las ciudades de menores ingresos pueden carecer de una buena estructura de vivienda y aire acondicionado, “y muchas personas de las zonas rurales trabajan al aire libre, estando directamente expuestas al calor y a las variaciones diarias de temperatura”, comentó a SciDev.Net Sonja Ayeb-Karlsson, profesora del Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana de la Universidad de las Naciones Unidas, que no participó en el estudio.
“Además, las dietas más deficientes y el estrés financiero se suman al impacto mental que puede hacer que las personas que viven en regiones más pobres sean aún más vulnerables”, agregó.
Saldiva cree que esta vulnerabilidad podría ser cierta también para otras partes del mundo. “Brasil puede ser, lamentablemente, un buen laboratorio para este tipo de estudios: el país es desigual y tenemos variabilidad climática además de buenos datos de salud”, dijo.
Armostrong concuerda, pero recomienda tener cuidado. “La extrapolación siempre es arriesgada porque hay demasiadas características que debemos tener en cuenta. Tiene sentido extrapolar estos resultados para América Latina, por ejemplo, pero quizás no para todo el mundo”. Y Sonja Ayeb-Karlsson subraya:, “hay impactos y diferencias dentro de los países y entre ellos, y esto debe tenerse en cuenta”.
En relación con el cambio climático, Saldiva cree que el principal problema será la adaptación. Se necesitaron miles de años para que los inuit se adaptaran a lugares helados y para que los africanos se adaptaran al clima abrasador. La migración masiva y el cambio climático posiblemente causarán estragos evolutivos para los humanos, alerta.
“Las respuestas vasculares al clima son diferentes en cada parte del mundo y cada pueblo tardó milenios en desarrollar su ventaja adaptativa. Las bacterias, a diferencia de nosotros, evolucionan en cuestión de horas. Con el cambio climático, entraremos en un desajuste evolutivo”, predice.
Y Armstrong concluye: “Tendremos que hacer frente con más frecuencia a los efectos de las olas de calor sobre la salud”.
Por: Meghie Rodrigues/ Scidev América Latina y el Caribe.
- El Webb detecta CO2 y agua oxigenada en la luna más grande de Plutón - octubre 2, 2024
- Plumas NCC | La Inteligencia Artificial para la resolución de conflictos. Una visión al modelo de Minority Report - septiembre 30, 2024
- NCC Radio Ciencia –Emisión 278 – 30/09/2024 al 06/10/2024 –La 3ra Cumbre de Fauna Silvestre UNASAM resalta el cuidado del medio ambiente en México - septiembre 30, 2024