México.

La Escuela de Cine de la Universidad de Guadalajara, parte del Departamento de Imagen y Sonido (DisPRO), es mucho más que un espacio académico: es un modelo de aprendizaje donde el arte y la producción audiovisual convergen para enseñar haciendo.

Desde su ingreso, los estudiantes se asumen como creadores en un entorno que, más que aulas, es un centro de creación y producción. Este enfoque, compartido por instituciones como el Centro Cultural Universitario (CCU), la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC) y la UNAM, se fundamenta en la necesidad humana ancestral de buscar, a través del arte, respuestas sobre el sentido de la existencia.

El arte, explica el programa, no es sólo expresión, sino una herramienta diaria para comprender nuestra relevancia en el mundo. El objetivo de la ENAC es formar artistas competentes, no solo en técnica y producción, sino también con una sólida conciencia ética, política y estética.

Queremos profesionales que dominen las herramientas y modos de producción, pero que también tengan una sensibilidad y una visión crítica del mundo«, señaló los directivos.

En esta línea, se han creado iniciativas innovadoras, como un centro de investigación de narrativas audiovisuales asistidas por inteligencia artificial y un laboratorio para la producción de obras maestras.

La relevancia de la escuela trasciende el ámbito académico. Con obras que ya son patrimonio universitario, su impacto alcanza a la sociedad y al panorama cinematográfico global.

Este reconocimiento se refleja en el Ariel de Oro por su trayectoria y su liderazgo en CILECT, la asociación internacional de escuelas de cine, donde preside la región iberoamericana desde hace cinco años.

La ENAC es, sin duda, un referente nacional e internacional en la formación de artistas y en la creación de nuevos escenarios para el arte y la cinematografía del futuro.

Por: Canal 44.