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¿Cómo trabajamos con el ecosistema y no contra él?

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Guadalajara, Jalisco. 

Tendemos a construir grandes ciudades en ecosistemas preexistentes a costa de destruir todas las redes biológicas de la región. En la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, Luis Zambrano, en compañía de Rosanela Álvarez Ruiz, expusieron alternativas sustentables para el desarrollo urbano. 

El número de la revista ¿Cómo ves?: “Ecología Urbana”, de la  Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se toca la relación que existe entre quienes vivimos en ciudades y sus habitantes: por qué queremos vivir todos en las ciudades; cómo las urbes alejan a sus habitantes de la naturaleza: la contaminación que éstas provocan; y sus alternativas.

¿Por qué queremos vivir en la ciudad?

Las ciudades ocupan menos del 3 por ciento de la superficie de todo el planeta. También, los procesos ecológicos que ocurren en las ciudades son más rápidos intensos y agresivos que los que pueden pasar en otros lugares.

“Cuando Elvis Presley cantaba, el 80 por ciento de las personas vivían en el campo y el 20 por ciento en ciudades. En 20 años será al revés en todo el planeta”, resaltó el investigador.

Debajo, en el suelo, hay todo un sistema y al cubrirlo con asfalto, modifica todo ese ecosistema, el ciclo de nutrientes, los seres vivos que pueden florecer y nuestra relación con la naturaleza. “La interacción de la tierra con el sustrato es fundamental, y el creer que estamos aislados de la naturaleza comienza con lo que está en nuestros pies”.

Las áreas verdes también son parte de la discusión dentro del libro. “Todas las áreas verdes de la CDMX están en el sur, donde está el campo, más al norte se encuentra la zona de las urbes. Es un desastre ecológico que va a afectarnos en un futuro, pero nuestra calidad de vida depende de que la naturaleza se recupere y siga”, expresó Luis. 

¿Qué tipo de especies hay en la ciudad? Más allá de las palomas, las ratas o cucarachas, también podemos encontrar murciélagos y otras que “por la presión de sus ecosistemas hasta zorros que no se veían desde hace 30 años se han registrado, así como tlacomixtles, tlacuaches”. 

Los organismos evolucionan en la ciudad. “Durante la segunda guerra mundial, todos debían bajarse en Londres. Entraron los mosquitos que normalmente vivían arriba y tenían ciclos en primavera, otoño e invierno, pero el metro de Londres siempre está caliente. Entonces comenzaron a distinguirse entre los mosquitos de arriba y los de abajo. La especiación de los mosquitos en distintas líneas comenzó a ser notoria”, explicó.

Todo en los ecosistemas está relacionado, cualquier cosa que hagamos en cuestión de manejo territorial, afecta en algo. “Se puede modificar la polinización, las rutas de los animales, por dónde fluye el agua. Reconocer esto es bastante agobiante, pero también lo podemos ver como un reto muy interesante”. 

Las ciudades tienen que jugar un papel importante en la adaptación y mitigación del cambio climático. “Ahora toca buscar qué hacemos para aumentar la resiliencia de la población. De esto se trata el libro: ¿cómo le hacemos con esto?”.

Las ciudades se tienen que repensar de acuerdo al ecosistema que compartimos y qué interacciones hay en él. “Si uno deja que las constructoras les den todo para seguir haciendo edificios, generamos falta de agua y gentrificación, porque se explotan los recursos para producir los suficientes servicios para las personas. Entender bien cómo funciona el ecosistema para saber manejar el territorio es la clave”, concluyó el biólogo Luis Zambrano.

Por: Leslie Almanza / NCC Iberoamérica.

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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