Bagdad, Irak.
El 60% de agricultores de varias provincias de Irak, azotadas por la sequía, han tenido que reducir la superficie de sus campos o la cantidad de agua utilizada, informó el domingo la oenegé internacional Consejo Noruego para Refugiados (NRC).
La organización reconoce, no obstante, que los ingresos de algunos agricultores aumentaron un poco en 2023, en comparación a 2022, gracias a las precipitaciones «más elevadas que las estimaciones» iniciales, que mejoraron el nivel de las cosechas.
El estudio de NRC fue realizado en julio y agosto en cuatro provincias, a partir del resultado de cosechas y el impacto de la sequía en los hogares, sondeando a 1.079 personas, de las que 40% son mujeres y 94% habitantes de zonas rurales.
En 2023, el acceso al agua sigue afectando la producción agrícola, según el estudio: «60% de las personas interrogadas aseguraron que habían reducido la superficie cultivada o la cantidad de agua utilizada debido a la extrema sequía», en las provincias del norte (Nínive, Kirkuk, Saladino) o del oeste (Al Anbar).
«Entre los encuestados en las comunidades agrícolas de Nínive y Kirkuk, cuatro de cada cinco personas tuvieron que reducir sus gastos en alimentación en los últimos 12 meses», señala la oenegé.
El estudio se publica a pocos días de la conferencia de la ONU sobre el clima (COP 28), que se llevará a cabo del 30 de noviembre al 12 de diciembre en Emiratos Árabes Unidos.
Con el aumento de las temperaturas, Irak está sufriendo sequía desde hace cuatro años. El gobierno critica las represas construidas por sus grandes vecinos, Turquía e Irán, que han reducido drásticamente el caudal del Tigris y el Éufrates, dos grandes ríos que desembocan en territorio iraquí.
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