En septiembre de 2018 durante una caminata nocturna en San Ramón, en Costa Rica, dos guías de naturaleza observaron varios murciélagos no muy agraciados colgando de unas ramas cerca de un sendero. Avisaron a unos amigos que conocen bien a estos animales, y estos a su vez llamaron al experto Bernal Rodríguez-Herrera de la Universidad de Costa Rica.
“Como la mayoría de la gente piensa que los murciélagos son feos, no me tomé el aviso muy en serio al principio. Cuando vi las fotos, nos dimos cuenta de que eran murciélagos de cara arrugada (Centurio senex), un hallazgo increíble”, exclama Rodríguez-Herrera. Estos mamíferos no solo son difíciles de observar, sino que se conoce muy poco de ellos y de sus comportamientos, especialmente los de reproducción.
El investigador costarricense avisó a Marco Tschapka, investigador asociado del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales de la Universidad de Ulm, en Alemania, que estaba en el país centroamericano dirigiendo un trabajo de campo. Juntos observaron a varios de estos murciélagos que tienen una de las caras más extrañas del mundo animal.
“Nunca hubiéramos esperado ver a estos murciélagos en San Ramón en un bosque húmedo”, señala Tschapka. “Su área de distribución se extiende desde México hasta Colombia y Venezuela, pero casi nunca los atrapamos en nuestras redes”, continúa.
Los machos lucen una especie de solapa de piel blanca peluda en sus barbillas que pueden subir sobre la parte inferior de sus caras, a modo de mascarilla. Los científicos consiguieron ver por primera vez cómo estos seductores enmascarados reaccionaban durante el cortejo ante la presencia de las hembras. Sus resultados se han publicado en la revista PLoS ONE.
El cortejo del murciélago in fraganti
Todos los machos, con sus visibles mascarillas, se aglomeraron en un área relativamente pequeña, colgando de árboles y arbustos a unos dos metros del suelo. Cada uno de ellos al caer la noche ocupó su posición de cortejo y desaparecía a medianoche.
Gracias a las grabaciones con un micrófono de ultrasonido y con detecciones de infrarrojos, los científicos se dieron cuenta de que los animales pasaban la mayor parte del tiempo emitiendo singulares llamadas de ecolocalización ultrasónicas, intercaladas con secuencias de trinos más largos, además de jugar con las puntas de sus alas. También lograron captar el apareamiento.
Durante seis semanas, el equipo observó un total de 53 murciélagos, y al finalizar este periodo todos desaparecieron. Según los científicos, esta reunión de machos para exhibirse ante las hembras es una costumbre poco habitual entre los murciélagos. Pero tienen muchas incógnitas que resolver aún.
Una de ellas es el papel que desempeña la ‘mascarilla’. El pliegue de la piel podría suponer algún tipo de protección o permitiría emitir algún tipo de aroma para atraer a las hembras. Pero para comprobarlo, los investigadores deberían capturar a algunos de estos esquivos animales durante su comportamiento reproductivo. Y no es tarea fácil.
Desde que pudieron observarlo en 2018, los murciélagos no han vuelto a aparecer. “Es posible que nunca volvamos a ver este comportamiento en nuestras vidas. Pero ¿quién sabe?”, dicen los autores que quedan a la espera de que la suerte se vuelva a poner de su lado.
Por: SINC
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