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Proyectos alternativos protegen la selva colombiana de la deforestación

Published 1 año ago EFE1 año ago • Bookmarks: 25

Colombia.

Dentro y fuera de Colombia, el Guaviare es conocido por la deforestación y «por la situación de violencia», pero este departamento lucha por conservar su biodiversidad con proyectos innovadores que demuestran que sí se puede vivir sin tener que tumbar la selva amazónica.

“La conservación es una buena herramienta para generar recursos económicos, siempre y cuando también las personas conozcan su casa, que ese es otro dilema. No conocemos todavía mucho todo lo que los rodea, al no conocer dónde los puede conservar. Y al no poderlo conservar, no lo puedes mostrar”; dijo Ricardo Miño, fundador de Lodge Ecopradera.

Cuando el papá de Miño compró la finca no era más que un rancho para ganadería, pero él la recuperó y ha sembrado más de 4.000 árboles para emprender una empresa dedicada a todo el tema de turismo muy enfocada a generar conciencia ambiental y sostenibilidad, cuenta Ricardo Miño.

En el predio de Miño, que llegó hace unos 20 años con sus papás a la región y tiene unas 60 hectáreas, las cabañas funcionan con energía solar, tienen baños secos y cuentan con un acueducto por gravedad. Habló Orlando Castro Acosta, director en el Guaviare de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Norte y el Oriente Amazónico (CDA):

“Dentro de las estrategias que tiene la corporación para detener la deforestación, tiene unos proyectos de desarrollo sostenible, donde en ese momento, se está llevando a cabo proyectos de negocios verdes, de la comunidad o las personas que tienen un emprendimiento que sea muy sostenible, participan en esos ejercicios donde se les hace fortalecimiento empresarial en diferentes líneas”.

El Ejército y la fuerza pública también se han comprometido con llevar concienciación ambiental en una maltratada región que ha sido víctima de la deforestación durante décadas.

Para eso, como parte de la Operación Artemisa, la Brigada de Selva No. 22 implementó en sus labores diarias acciones relacionadas con la conservación, como el vivero instalado en el batallón, en el que los soldados cultivan plantas y árboles nativos que posteriormente plantan o entregan a los habitantes locales.

“Nos ha costado muchísimo, sobre todo a los que trabajamos con turismo, convencer a alguien del otro lado del mundo de que no hay guerras, que es un lugar seguro y que puede transitar libremente, de que alguien siendo español o francés puede andar en bicicleta por todos los lugares turísticos sin preocupación de secuestros. Eso es lo que más ha costado trabajo”; detalló Ricardo Alexis Miño.

Las alternativas sostenibles y ambientalmente responsables no escasean en el Guaviare, pero quedan eclipsadas por un foco que usualmente está puesto en la deforestación, en la ganadería y en la coca. Frente a esto, tratan de imponerse aquellos que ya han entendido que sin selva no hay futuro.