Asunción, Paraguay.
Cinco mujeres del Bañado Sur, una barriada popular de Asunción, se afanan en ultimar con sus manos su primera colección de joyas; dan forma, entre tijeras y alicates, a los hilos de cobre y plástico conseguidos del reciclaje del vertedero de Cateura, el más grande del país y cercano a sus hogares.
Las mujeres, que trabajan desde febrero con el diseñador de joyas y tocados Abel Morel para transformar la basura en complementos, presentarán este fin de semana su primera línea, unas 60 piezas, la mayoría collares, aunque también pendientes.
Todos «únicos e irrepetibles», dijo Morel.
Morel, dedicado a la creación de accesorios de alta costura, no había trabajado con materiales reciclados hasta que a principios de año la directora ejecutiva de la Asociación Mil Solidarios, Soraya Bello, le propuso impartir un taller de joyería a las mujeres de la barriada.
«Con esta colección quisimos rescatar lo lindo que se puede sacar del entorno del Bañado Sur, del día a día de las chicas, que es Cateura, y ver con otros ojos eso que tienen frente a ellas», comentó.
Morel contaba con la experiencia del diseño de joyas, y las cinco mujeres ya tenían formación en otro tipo de artesanías textiles, como el macramé y el ñandutí, un encaje típico de Paraguay.
Con esa mezcla de saberes, el taller se puso en marcha, dispuestos a «sacar todo el jugo» y experimentar con los materiales reciclados que encontraran, desde la madera y el cuero, hasta cable, cobre y latón.
Con la prueba y el error, los cables se convirtieron en los protagonistas de esta primera línea por su versatilidad: pueden dar color a las creaciones o convertirse en materia prima con el hilo de cobre de su interior.
Sostén familair
Las propias mujeres se encargan de llevar los materiales a sus talleres semanales, suspendidos entre marzo y mayo a causa de la pandemia.
«Conseguimos los materiales a través de las personas que trabajan en la basura, en Cateura. También nosotras reciclamos en nuestras casas, con cada electrodoméstico que ya no se usa más, entonces reciclamos para nuestras cosas», comentó Librada Leguizamón, una de las participantes del proyecto.
Durante la formación, Leguizamón ha descubierto que su especialidad es «el bordado de cobre y cable», que le lleva cerca de 12 horas por cada pieza de joyería.
Considera que la participación en estos talleres no es un pasatiempo, sino la esperanza de poder conseguir una fuente de ingresos, sobre todo ante el impacto de la pandemia.
«Este taller es muy importante para que se agrupen más mujeres. Yo lo que pido es que se unan más mujeres, que sea un sostén para las mujeres del Bañado, para poder sostener a nuestras familias«, agregó esta costurera de profesión.
Su compañera Nimia Portillo coincidió en que el propósito del taller es «capacitar a más jóvenes y más señoras para que puedan tener un pequeño ingreso en sus casas», aquejadas en los últimos meses por las consecuencias económicas del coronavirus.
Portillo, antes dedicada a la decoración, reconoció que nunca se había imaginado como diseñadora de accesorios, pero ahora cuenta con «una experiencia espectacular para hacer joyas» y sueña con hacerse sus propias creaciones.
Esperanza detrás del estigma
La primera colección de Cateura Accesorios se pondrá a la venta este fin de semana, con precios entre 35 y 70 dólares.
Más allá de la originalidad de las joyas, la directora ejecutiva de Mil Solidarios, Soraya Bello, espera que los compradores puedan sentir que «hay toda una historia detrás de cada pieza, hay una ilusión de mejorar su calidad de vida… hay muchísima esperanza detrás de esto».
Bello trabaja desde hace 16 años en el Bañado Sur y es consciente del rechazo social al que se enfrentan los pobladores de esta zona y, sobre todo, los de los alrededores de Cateura.
«Cuando uno escucha hablar de Cateura y de la gente de Cateura siempre hay un estigma que habla de ellos como si ellos no quisieran mejorar su vida, como si fueran haraganes y no es así. Muchas veces es la falta de oportunidades que tienen, pero cuando uno les abre las puertas y les da la oportunidad, ellos saben aprovecharla«, aseguró.
Una parte de su trabajo siempre se ha orientado a dar a los vecinos de esta zona el acceso a un trabajo digno y formal, ya que la mayoría se dedica al reciclaje.
En el caso de la creación de joyas, su objetivo fue dar a las mujeres participantes «las herramientas necesarias» para que a la larga puedan sostenerse económicamente.
«Dijimos, bueno, tenemos mucha materia prima, por llamarle así a la basura, y tenemos que ver la forma de cómo poder hacer que la población trabaje a través de esto, no solamente reciclando, juntando basura, en malas condiciones, sino que pudieran crear algo lindo a través de la basura», subrayó.
Una parte de la recaudación de las ventas del fin de semana irá destinada a las mujeres y otra se destinará a mejorar el taller, para que puedan aumentar y garantizar la producción, y con ella, los ingresos.
El proyecto cuenta con la participación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid).
Por: EFE
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