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Usarán ADN ambiental para entender cambio climático en áreas marinas

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Con el fin de medir la vulnerabilidad de las especies que habitan las áreas marinas declaradas Patrimonio Mundial, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) lanzará en 2022 un proyecto de recolección de eDNA (ADN ambiental).

Científicos y habitantes de las comunidades aledañas a los ecosistemas marinos tomarán muestras del agua, aire y suelo con el fin de obtener información amplia sobre los impactos del cambio climático y las actividades humanas que permita a organismos internacionales, nacionales y locales tomar decisiones acertadas en materia de conservación de estos lugares que se están deteriorando aceleradamente.

El análisis se centrará en la detección de peces marinos y especies de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Todos los datos obtenidos serán de acceso abierto y se compartirán a través del Sistema de Información de Biodiversidad Oceánica (OBIS).

El eDNA permite analizar muestras de diferentes tipos de sustrato del ambiente para detectar especies o evaluar su diversidad total. Los ecosistemas acuáticos son uno de los mayores retos debido a su rango de variabilidad e inestabilidad con respecto a otros.

La comunidad internacional tiene la responsabilidad de proteger estos lugares para las generaciones futuras. Sabemos que cuando los más jóvenes se comprometen tempranamente con el cuidado de los ecosistemas marinos, cuando crecen son ellos quienes se convierten en defensores”. Fanny Douvere, Programa Marino del Patrimonio Mundial de la UNESCO

Ward Appeltans, gerente de proyecto del OBIS de la UNESCO, dijo que el eDNA es un método novedoso, no invasivo, ético y de menor costo que otros sistemas de monitoreo implementados en el mundo.

Una vez que las muestras son tomadas, se secuencian y se compara el ADN encontrado en ellas con bases de datos que contienen información genética de la especies de los ecosistemas. Esto permitirá entender la riqueza, composición y patrones de migración de las especies.

Aunque el eDNA ya ha sido utilizado anteriormente en el ámbito de las ciencias ambientales, esta es la primera vez que se implementará de manera coordinada en todo el planeta.

Además, con toda la información recolectada habrá posibilidad de hacer modelos de predicción sobre el futuro de las especies más vulnerables que podrían “desaparecer frente al más mínimo cambio en la temperatura”, explicó Appeltans.

Los autores señalaron que el interés principal es lograr la participación y compromiso de las personas a través de la ciencia ciudadana.

Actualmente existen 50 sitios marinos declarados Patrimonio Mundial alrededor del mundo, 12 de los cuales se encuentran en Argentina, Belice, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Panamá y México. Aunque éstos solo representan el 1 por ciento de la superficie marina en mundo, albergan al 20 por ciento del total de especies existentes.

Pese a los amplios esfuerzos de protección de la biodiversidad de éstas áreas, los estragos del cambio climático y la actividad humana ya comienzan a ser visibles.

Por ejemplo, en la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an, en México, la llegada del sargazo, ha provocado una contaminación inusual que pone en riesgo la salud del arrecife, generando la muerte de las comunidades de peces que la habitan, explicó Gonzalo Meredíz, director ejecutivo de Amigos de Sian Ka’an.

Para Meredíz, la puesta en marcha del proyecto de la UNESCO representa un paso importante para el desarrollo de nuevas estrategias de conservación y concientización en el mundo. Sin embargo, la articulación no solo con centros de investigación, sino con organizaciones de la sociedad civil es vital para que “la información no se quede solo en una base de datos” mencionó.

Además, es importante que se busque hacer énfasis en los sitios que no tienen las capacidades locales para llevar a cabo un proyecto de tal magnitud debido a su ubicación geográfica.

Al respecto, Douvere mencionó que los sitios ubicados en países en desarrollo serán prioridad para el proyecto, especialmente aquellos que se encuentran en islas remotas como en el caso de África. Aún así, no se forzará a ningún país a participar en el proyecto, “pero queremos que esto sea un esfuerzo colaborativo, por lo que también necesitamos que los países lo soliciten”, concluyó.

La iniciativa se enmarca en el contexto del Decenio de las Ciencias Oceánicas de la ONU, que busca “sentar las nuevas bases entre ciencia y política a fin de fortalecer la gestión de los océanos y costas en beneficio de la humanidad” para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Por: Humberto Basilio / SciDev América Latina

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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