Washington, EUA.
Los humanos nunca han experimentado temperaturas tan elevadas como las que se han registrado entre noviembre de 2022 y octubre de 2023, 1,3 grados por encima de lo habitual y las más elevadas en 125.000 años, según un informe dado a conocer este jueves por Climate Central (CC).
Los datos recopilados por la organización científica estadounidense en 175 países señalan que el 99 % de la población del planeta, unos 7.800 millones de personas, estuvo expuesta a temperaturas superiores a lo normal. Además, 5.700 millones sufrieron al menos 30 días de temperaturas anormalmente elevadas.
Son «las temperaturas más elevadas que los humanos hemos experimentado desde que decidimos construir ciudades y vivir juntos en grandes grupos», dijo en una rueda de prensa Andrew Pershing, vicepresidente de Climate Central y uno de los autores del estudio.
La causa de esta subida récord de las temperaturas son las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, según subrayó Pershing, quien advirtió de que los datos de 2023 son «totalmente consistentes con la tendencia a largo plazo».
Climate Central ha desarrollado el llamado Climate Shift Index (CSI) o Índice de Variación Climática, una herramienta que representa la medida en que el cambio climático influye en el clima y en los patrones de temperaturas.
Un mes de infierno
CC ha determinado que la crisis climática causada por las emisiones de dióxido de carbono y otros gases con efecto invernadero, multiplicó por tres la probabilidad de que se produjesen esas temperaturas inusuales entre noviembre de 2022 y octubre de 2023, lo que supone un nivel tres de la escala CSI.
En la India, 1.200 millones de personas, el 86 % de la población, sufrieron temperaturas del nivel tres de CSI durante 30 días o más. En China, la cifra fue de 513 millones de personas, el 35 % de la población. En Estados Unidos 88 millones, el 26 % del total de habitantes.
Pero en países como España, Brasil, México, Francia, el Reino Unido, Irán, Egipto, Filipinas, Japón, y todos los de la región del Caribe y Centroamérica, entre otros, casi toda la población estuvo sometida a temperaturas del nivel tres de CSI durante al menos un mes.
Los datos señalan que entre las grandes ciudades del mundo, las condiciones en Houston (EE.UU.) fueron las peores, con 22 días consecutivos de calor extremo (entre el 31 de julio y el 21 de agosto). En los casos de Nueva Orleans (EE.UU.) y Yakarta y Tangerang (Indonesia) fueron 17 días seguidos.
Pershing advirtió que la situación empeorará con toda probabilidad en 2024, cuando los efectos de la Niña desaparezcan y se hagan mas palpables los de El Niño.
«El Niño realmente va a empezar a afectar el próximo año y eso va a provocar incluso un mayor calentamiento en 2024», dijo.
Olas de calor, lluvias intensas y sequías
Friederike Otto, de Grantham Institute for Climate Change and the Environment del Imperial College de Londres y que también participó en la redacción del estudio, advirtió de que con el calentamiento, la modificación de la composición de la atmósfera también está provocando intensas lluvias y a la vez sequías en distintas partes del planeta.
«Con el calentamiento, la atmósfera puede retener más vapor de agua. Y la humedad necesita escapar de la atmósfera. Así que anticipamos ver un aumento de las lluvias torrenciales«, explicó Otto.
La científica añadió que la crisis climática multiplicó por 80 la probabilidad de las lluvias torrenciales que sufrieron Nigeria, Argelia y otros países vecinos durante los pasados 12 meses.
A preguntas de Efe, Pershing señaló que algunos de los lugares donde se han producido olas de calor extremas en los pasados 12 meses se corresponden con áreas en torno al Caribe, el Golfo de México y el Mediterráneo, «masas de agua que han experimentado temperaturas realmente inusuales».
Pero advirtió de que cada año las zonas van a variar y que los puntos calientes se concentran en Sudamérica, el Caribe y África.
En este sentido, Otto avisó de que África sufre una «enorme cantidad de olas de calor extremas».
«Pero nadie habla de ellas, no son realmente registradas y de hecho no tenemos informes sobre sus impactos. Hay muy pocas partes de África donde se sigue la mortalidad causada por el calor. Si se quiere saber dónde están los puntos calientes de las olas de calor ese lugar es África, aunque si se leen los periódicos no lo parece», concluyó la científica.
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