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Una unidad de oncohematología en España es reconocida por su servicio

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España.

«Esto es como mi segunda familia básicamente, o sea, yo entro con la puerta, veo muchas caras conocidas. Son personas que me han apoyado siempre. Un trato de como si te conocieran de toda la vida», dijo Álvaro.

Álvaro, que ya ha superado su leucemia, todavía se emociona al cruzar las puertas de la unidad de oncohematología del Hospital Materno Infantil. Él es uno de los 500 niños que en estos 18 años han pasado por “la quinta planta” como popularmente se le conoce.

Cuando la unidad nació en 2005, estaba en la sexta con cuatro habitaciones y un pequeño hospital de día para atender a los niños enfermos de cáncer que, hasta entonces, tenían que viajar a Sevilla o Madrid para su tratamiento.

“Los espacios eran súper reducidos. No había ni espacio ni para preparar medicación. El espacio de enfermería era muy chico”, dijo Carmen Monterde, jefa de Servicio de Enfermería Infantil.

En 2018 la unidad se trasladó a una planta entera con 11 habitaciones, quirófanos, sistema de aire propio, sala de juegos y estudio para el respiro de pacientes y familiares.

Se crea una unidad de largo superviviente para los que reciben el alta, aunque la clave de su éxito, más allá de las estadísticas de curación, está en el trabajo multidisciplinar de un amplio equipo que dedica su vida a salvar a los que consideran su familia.

“Nosotros los tratamos acorde como se trata en cualquier parte de España con las mismas terapias, pero a parte al ser una unidad más pequeña, más reducida, si que entablamos una relación con la familia y con los niños mucho más especial”, agregó la doctora Cristina Vicho.

La quinta se refuerza, además, con maestros, trabajadores sociales y voluntarios y el alma de la unidad porque llenan de ocio la soledad de las tardes. “Por las tardes no importa la plaqueta, no importa el resultado de los análisis, sino importa que sean niños y niñas y jóvenes también, que hay adolescentes y lo que importa es qué les apetece hacer, qué les gusta jugar, de qué quieren hablar y no, no se ve como paciente porque el resto del día se hace”, comentó la doctora Celia Crespo.

Entre sus voluntarios también hay pacientes recuperados que ayudan a dar esperanza en los días malos. “Ya que estoy yo recuperado y que me han dado todo lo bueno yo creo que se lo tengo que devolver de alguna forma. Decirles a los padres que están aquí que se pasa, se pasa porque estoy yo aquí y te estoy contando esto”, agregó Álvaro.

Este año, la unidad al completo recibe la medalla de Extremadura arropada por 9 mil firmas y más de 300 cartas de familiares que solo pueden dar las gracias.

“La quinta planta es un sitio maravilloso. Ellos son los verdaderos superhéroes y son los verdaderos protagonistas de que nosotros, tanto padres como niños y sobre todo pacientes, puedan tocar esa maravillosa campana para poder empezar a vivir otra vez”, dijo una madre de familia.

Por: Extremadura.