Cuba.

El Proyecto de Desarrollo Local (PDL) «Flora: Botica de la Abuela» promueve hoy día en Cuba el rescate y uso de la medicina natural tradicional desde la investigación científica. Detrás de este proyecto ubicado en una casona del siglo XIX en Punta Brava, una comunidad periférica situada en el municipio La Lisa, al oeste de La Habana, se encuentra el médico cubano Rodolfo Arencibia, un ferviente defensor de la medicina verde.

«No es un proyecto que busca solamente el bienestar económico o por lo que se comercializa aquí, sino que se busca primero rescatar un tradición que juega un papel importante, no solo por el uso del medicamento, sino porque un producto natural hoy tiene un costo, un valor, eficacia y seguridad”, aseguró Arencibia.

Con 14 trabajadores, en su mayoría mujeres, han desarrollado un catálogo de más de 40 productos manufacturados como infusiones, cocimientos y condimentos, con procesos de secado tradicionales, aunque en estos momentos realizan pruebas en un moderno horno secador solar que recibieron de donación. La Botica rescata las raíces y remedios naturales empleados en Cuba desde tiempos de antaño, que siempre fueron muy efectivos y para ello se basan en evidencias científicas que permiten aplicar ciencia, tecnología e innovación, con la ayuda de universidades de Cuba e Italia.

«Tenemos colaboración con 11 universidades cubanas, con más de 10 centros de investigación científica, con centros de investigación científicos y universidades italianas y Austria y todo esto hace que los productos que vendemos en la botica sea que no vendemos un producto si no vendemos ciencia», explicó.

Desde la Botica el doctor Arencibia se propone seguir desarrollando la medicina verde desde la innovación, pues está convencido de que «ellos son el futuro».