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Un cernícalo vuelve a volar tras recuperarse en un hospital de animales salvajes

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Una hembra de cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), una pequeño ave rapaz muy común en los entornos urbanos de Europa, sobrevuela los edificios de Fuenlabrada, en Madrid, en busca de alimento. Localiza una nave industrial, donde es posible que haya gorriones, su presa, y entra, esperando darse un festín. Pero queda atrapada dentro.

Con el paso de los días, la falta de agua y comida repercute en su salud, y cada vez está más débil, hasta el punto de no poder casi volar.

Este ejemplar de cernícalo podría haber acabado sus días por inanición, o deshidratado, de no ser porque la policía local de la localidad se dio cuenta de su situación, y contactó con el equipo de rescate de la organización no gubernamental GREFAel Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat).

Tras capturarlo, lo llevaron a sus instalaciones, situadas en el Monte del Pilar (Majadahonda, Madrid), donde después de un mes de buena alimentación y diversos cuidados, fue anillada y devuelta a la naturaleza en perfectas facultades físicas, ante la atenta mirada de los periodistas convocados ese día.

La organización cumple este año su 40 aniversario atendiendo a la fauna salvaje de la Comunidad de Madrid, de los cuales 15 años han sido de forma profesional, gracias a la financiación de entidades como Caixabank y Fundación Monte Madrid.

Miles de animales salvajes son recuperados

Como este ejemplar, la asociación ha atendido, solo en el período comprendido entre octubre de 2020 y septiembre de 2021, a 7.420 animales salvajes de la fauna autóctona española.

En lo que llevamos de 2021, las tres especies más atendidas han sido el vencejo común (Apus apus) con 989 ejemplares, el gorrión (Passer domesticus) con 769 ejemplares, y la paloma torcaz (Columba palumbus) con 731 individuos, según indican fuentes de la entidad.

“Hay mucha gente que piensa que GREFA es un centro que atiende solo aves, pero nada más lejos”, explica David Gutiérrez, coordinador del grupo de rescate de la asociación, durante la rueda de prensa anterior a la liberación del cernícalo. “El mayor porcentaje son aves, ya que al final son las especies más vulnerables cuando tienen un daño, pero también atendemos mamíferos, reptiles, y en menor porcentaje, anfibios”.

El ejemplar de cernícalo, justo antes de ser liberado. / SINC

El proceso de recuperación por el que pasan los animales es similar para todos: la asociación recibe un aviso de un animal herido; se rescata y traslada al centro, donde se abre una historia clínica y se explora y estabiliza al paciente.

Posteriormente, se le practican una serie de pruebas diagnósticas para averiguar qué tipo de tratamiento es necesario: una operación quirúrgica o un tratamiento farmacológico. A partir de ahí, se pasa a una fase de rehabilitación clínica, readecuación al medio, y cuando el animal está plenamente recuperado, es liberado de nuevo.

Causas de ingreso en el centro

En cuanto a las causas por las que un animal ingresa en el centro, casi el 60 % está representado por crías y pollos durante los meses de primavera y verano, época del año en la que los técnicos se ven más saturados. “Hay veces que hemos tenido que parar el ingreso de animales y desviarlos a otros sitios, por ejemplo, de vencejos, porque hemos tenido días en que nos han entrado casi 300 animales a la vez”, explica el presidente y fundador de GREFA, Ernesto Álvarez, en el marco de la visita a las instalaciones.

La segunda causa, con el 23 %, son los traumas, que “en su mayoría están relacionados con la actividad humana”, destaca durante la rueda de prensa Gutiérrez.

El 3 % lo representan las capturas: animales que han sido capturados en el medio natural. El 8 % está representado por animales que han quedado atrapados en ámbitos urbanos, como viviendas, jardines, o naves industriales.

Tiempo medio de estancia del animal

Su tiempo medio de estancia en el hospital de la entidad depende del animal y la patología que los ha llevado hasta allí, indican los responsables.

A veces, los animales llegan a una edad muy temprana “sin ningún tipo de pluma”, y otros son “volantones” —pájaros que están aprendiendo a volar—. “Nosotros siempre intentamos informar a la gente de que hay que tener mucho cuidado con ellos, porque los están atendiendo los padres; a veces la gente con la mejor intención los trae al centro pensando que necesitan ayuda, pero en realidad no es necesaria”, advierte Gutiérrez.

En ese caso, el animal tiene que pasar todo su desarrollo y crecimiento en el centro. “Es difícil formar animales sin que se ‘impregnen’, que es un proceso de domesticación aguda en la que adquieren comportamientos humanos que hacen imposible su liberación”, explica Álvarez.

Dos ejemplares de buitre negro (Aegypius monachus) en la zona de rehabilitación. / SINC

 

También es posible que tras el tratamiento, el animal quede con secuelas que hagan imposible su supervivencia en el medio. En ese caso normalmente se quedan en las instalaciones, donde participan en labores de educación ambiental.

En la asociación radicada en Majadahonda no solo se dedican a recoger y trasladar animales al centro para atenderlos; también realizan una importante labor educativa con colegios, y desarrollan cursos de formación para entidades como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, ya que estos colectivos son muchas veces “los primeros que reciben el aviso” de que hay un animal herido o atrapado.

«Alguien nos trae un animal que ha muerto en la naturaleza, y nosotros determinamos si hay indicios de delito, hacemos una labor para determinar por qué muere nuestra fauna en el campo» Irene López (GREFA).

¿Por qué muere la fauna en el campo?

Una sección que tiene gran importancia en GREFA es la sala de necropsias, donde se analizan los animales muertos —tanto en las instalaciones, como fuera— para ver qué les ha sucedido.

“Hacemos necropsias de animales de todas las especies. Realizamos una labor de investigación y vemos por qué han ingresado muertos: si les han disparado, envenenado o ha habido electrocuciones”, explica la responsable de la sala, Irene López. “Somos como peritos: alguien nos trae un animal que ha muerto en la naturaleza, y nosotros determinamos si hay indicios de delito, hacemos una labor para determinar por qué muere nuestra fauna en el campo”, continúa.

Otra sección del hospital de fauna de GREFA es el laboratorio, donde se realizan informes diagnósticos para los animales enfermos, algunos de ellos, como los buitres, que ingresan con niveles muy altos de plomo en sangre, por alimentarse de carroña abandonada por los cazadores.

El equipo de necropsias con un galápago leproso (Mauremys leprosa) posiblemente atropellado . / SINC

Colaboración ciudadana

Los responsables de GREFA destacaron a lo largo de toda la jornada la inestimable ayuda que supone la colaboración ciudadana para ellos. Si el apoyo de las personas que llaman para avisar de que hay un animal en problemas sería imposible llevar a cabo su trabajo correctamente.

David Gutiérrez demuestra con datos esta afirmación: solo el 17 % de los animales rescatados —unos 1.500— son trasladados al centro por el equipo de rescate profesional y el 83 % restante es trasladado por la persona que da el aviso.

Además, en el marco de sus actividades de divulgación y educación ambiental, GREFA ofrece visitas guiadas por sus instalaciones.

También, se puede adquirir experiencia en programas de conservación de la naturaleza. Existe un programa de voluntariado donde normalmente piden formación previa en veterinaria o biología, pero existen otros programas, como la ‘campaña de huérfanos‘, donde no se requiere ningún conocimiento previo para participar.

Por: SINC

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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