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La fascinante migración de Ibis Eremitas tras sus «madres» humanas

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España.

Una bandada de 35 ibis eremitas está a punto de concluir en Cádiz (sur) una migración fascinante, siguiendo desde Austria los ultraligeros en los que sus dos «madres» humanas vuelan para enseñarles una ruta que esta especie no hacía desde hace cuatro siglos.»

No conocemos otra experiencia previa. Nos inspiramos en ‘Fly away home’, la película en la que la protagonista vuela con gansos», cuenta por teléfono a EFE el biólogo Johannes Fritz en el terreno de Jaén (sur) en el que los 35 ibis eremitas, y la comitiva de 14 personas que les acompañan, aguardan a que amaine el viento, antes de continuar el vuelo hasta Cádiz.

«Ingrid» encontró la nueva ruta migratoria

Con Waldrappteam, la organización que dirige para recuperar esta especie que estaba al borde de la extinción y que había desaparecido de Europa hace cuatro siglos, Fritz lleva 15 años enseñando con este sistema a migrar a bandadas.

Lo hacían desde Austria, donde se crían, hasta la Toscana, donde pasaban los inviernos.El año pasado «Ingrid», uno de los ibis, se extravió y llegó por su cuenta a Cártama (Málaga, sur). Y dio así una idea para sortear el problema que el cambio climático estaba imponiendo en la ruta migratoria.

El invierno se retrasa tanto que, para cuando los pájaros llegaban a Los Alpes, ya no tienen allí corrientes térmicas que les ayudasen a pasarlos. El viaje de «Ingrid» hizo que Waldrappteam se animara este año a emprender una nueva ruta hasta el sur de España. «No tenemos evidencias de que los ibis hicieran esta ruta de migración cuando vivían en Europa hace 400 años, pero es altamente probable», cuenta el biólogo.

El desafío se ha triplicado, porque de 800 kilómetros se ha pasado a los 2.200, en un viaje que iniciaron el 21 de agosto y en el que avanzan a una velocidad de 40 kilómetros por hora.

Siguiendo a sus dos madres

Con los 35 ibis eremitas vuelan en unos ultraligeros biplaza guiados por pilotos, Helena Wehner y Barbara Steininger, a las que los pájaros siguen con devoción porque las consideran sus «madres».

Es así porque ellas fueron lo primero que vieron después de nacer y son las que, día tras día, durante los seis meses que tienen, les han alimentado y cuidado. Y entrenado para su primera migración, familiarizándoles por ejemplo con el ruido del ultraligero y con el amarillo que ellas visten.

«El amarillo es para hacerles un poquito más fácil reconocernos. Pero también lo hacen por nuestro comportamiento, por nuestras voces, que asocian a la comida. Llevamos megáfonos y les vamos diciendo ‘come, come’ (venid, venid) que es la llamada con la que son entrenadas. Cuando vuelan muy cerca les motivamos para continuar, les decimos que lo están haciendo muy bien. Nosotras sentimos que van pendientes, giran la cabeza, nos hacemos gestos y nos miran a los ojos como para comprobar que van bien», cuentan a EFE las voluntarias.

«Es maravilloso volar con los pájaros, es increíble sentir su confianza, su amor y la bondad. Realmente es como estar en un mundo diferente, es algo muy especial», añaden. Mientras vuelan, abajo en la tierra hay todo un equipo de apoyo. Una parte ejerce de avanzadilla y prepara el «campamento», con tiendas de campaña y aviarios desmontables, donde descansarán al final de la etapa, y otro los sigue desde otro coche.

Al equipo de tierra se han unido dos ibis eremitas que han sufrido lesiones y viajan en unas cajas especiales.

En Cádiz les esperan más ibis Cádiz

será su destino porque en esta provincia desde el año 2004 se desarrolla un proyecto de reintrodución de ibis eremitas que ha logrado una población de unos 240 ejemplares en la comarca de La Janda, una zona de la que disfrutan y tiene cerca campos de golf.

«Les encantan porque son praderas de hierba corta y muy regados, allí encuentran larvas e insectos para alimentarse, explica Miguel Ángel Quevedo, veterinario del Zoobotánico de Jerez que, junto a la Junta de Andalucía, desarrolla el Proyecto Eremita. Esta migración supondrá también el primer encuentro entre las dos únicas poblaciones de ibis que viven en Europa.

Ambos proyectos se pusieron en marcha cuando la comunidad internacional decidió actuar al ver que en los 90 sólo quedaba una única población en el mundo, de 250 individuos en Marruecos. El uso de pesticidas, la caza y la pérdida de zonas de campeo habían llevado a esta especie al borde de la extinción. Marruecos donó algunos pájaros a zoos europeos que actúan como «pequeñas arcas de Noé» de animales en peligro de extinción y que han servido para que los dos programas de reintroducción puedan ponerse en marcha, explica Quevedo.

La expectación por el encuentro de las dos familias europeas es máxima. 

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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