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Sobrepesca: principal verdugo de rayas y tiburones en el mundo

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Un total de 391 especies de tiburones, rayas y quimeras se encuentran en peligro de extinción debido a la pesca desmedida en el mundo, lo que representa una tercera parte del total de estas especies conocidas hasta ahora.

Un análisis global de 1.199 especies, realizado por un equipo internacional de científicos, determinó que 90 de ellas están críticamente amenazadas, 121 amenazadas y 180 en estado vulnerable según los criterios del índice de Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés).

Las especies de rayas son las más afectadas, seguidas por los tiburones y las quimeras, principalmente en las costas de Asia, India, África y Sudamérica, señalan los autores en el artículo publicado en la revista Current Biology.

Según el último estudio de la UICN (2014), 181 especies de un total de 1.041 fueron declaradas en peligro, lo que significa que en los últimos 7 años casi se duplicó este número.

Además, el tiburón perdido, la raya de Java y el tiburón torpedo del Mar Rojo no han sido avistados en 87, 153 y 123 años respectivamente, según la publicación. Los autores sostienen que se trata de las primeras tres extinciones de estas especies producidas en el mundo a causa de la pesca desmedida.

Sumado a la sobrepesca, la pérdida o degradación de hábitats, el cambio climático y la contaminación son otras tres amenazas que confrontan estas especies, aunque en porcentajes menores: 31,2; 10,2 y 6,9 por ciento respectivamente, subraya el estudio.

Su autor principal, Nick Dulvy, mencionó que estas especies marinas no tienen la atención suficiente a pesar de su frágil estado y su importancia para los ecosistemas marinos y la seguridad alimentaria de muchas poblaciones costeras.

Según datos del informe “La red de carne del tiburón y la raya 2021” del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), entre 2012 y 2019 el tráfico de estas especies produjo ganancias por aproximadamente US $2.600 millones.

Más de 200 países en el mundo comercian carne de tiburón, incluyendo Brasil, Uruguay, Ecuador, Perú, y Argentina, de raya, exportando 11.665 toneladas al año.

En total, un aproximado de 100 millones de tiburones son pescados desmedidamente al año, produciendo una baja en poblaciones de hasta el 95 por ciento. Las especies más afectadas son los pristis, el tiburón ángel, el pez cuña, el tiburón guitarra, la raya diablo y el tiburón cabeza de martillo.

Tiburón Ángel. / SINC

Tanto el informe de la WWF, como el estudio publicado en Current Biology, señalan que la sobrepesca de especies, más allá del mercado directo, se fortalece por la pesca incidental o indiscriminada de las grandes embarcaciones, la cual genera hasta 38.500 millones de toneladas de estas especies al año.

Problemas en América Latina

Un ejemplo de esto es Argentina, donde la pesca dirigida de raya está prohibida y aún así cuenta con el flujo comercial más grande del mundo de esta especie, que va directo hacia Corea del Sur, debido a que se le cataloga como pesca incidental, señala la WWF.

Para Ibiza Martínez, especialista en recursos marinos y docente de la Universidad Veracruzana, de México, el desarrollo tecnológico pesquero en el mundo ha propiciado que las grandes embarcaciones tengan capacidades de pesca cada vez mayores, lo que aumenta la posibilidad de que especies amenazadas sean capturadas en las pescas de camarón, salmón y otras especies altamente comercializadas.

Aunque existen estrategias de protección para especies como las tortugas, explicó la investigadora, el caso no es el mismo para los tiburones y la rayas que en México aún son considerados como “recursos pesqueros”, lo que ha propiciado escasez de estrategias para su protección.

“Es un problema de incongruencia en las políticas públicas de conservación del país”, dijo Ibiza refiriéndose a la lentitud de los procesos burocráticos de las instituciones oficiales, “en México es más fácil sacar un permiso de pesca para matarlos que un permiso de conservación o de investigación para la conservación”, señaló.

Según los autores del estudio, es urgente el establecimiento de límites concretos a la pesca basados en los dictámenes científicos para minimizar la mortalidad de las especies en peligro, garantizar la explotación sostenible de otras especies y la protección de hábitats importantes.

Aunque el establecimiento de Áreas Marinas Protegidas ha crecido en la última década, diversos estudios han demostrado que varias de estas no cuentan con el mínimo necesario de especies amenazadas para su protección.

Al respecto, Octavio Aburto, biólogo marino que se ha dedicado durante más de 30 años a las Áreas Marinas Protegidas (AMP) y director del Programa Marino del Golfo de California, dijo que aunque el aumento de éstas es exponencial, “en muchos casos se implementaron solo para decir que se hacía, pero no necesariamente con el objetivo de lograr grandes cambios, es por eso que surgieron los parques de papel donde se sigue haciendo la misma extracción”.

Tan solo el 3.6 por ciento de los océanos en el mundo están protegidos actualmente.

En septiembre de 2021, durante el Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICN, se estableció la meta de proteger el 30 por ciento de la superficie oceánica mundial para 2030.

“Tenemos que localizar [las AMP] en el lugar correcto, en las zonas que la industria quiere como zona de pesca, gasoductos, e impedirles seguir acabando con la biodiversidad”, concluyó Dulvy.

Enlace al artículo completo en Current Biology

Por: SciDev América Latina

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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