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El futuro de los viajes: de los vehículos autónomos a los vuelos espaciales

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En poco menos de 100 años, la humanidad pasó de desplazarse con la ayuda de caballos a los vuelos espaciales. El insaciable deseo de descubrir y la constante necesidad de viajar del ser humano hicieron que el sector de la movilidad viera cómo el progreso se producía a un ritmo vertiginoso.

En una época de tecnologías innovadoras, automatización de la Inteligencia Artificial, avances en energías renovables y nuevas normas para viajar… esperamos que, en las próximas décadas, se produzcan avances revolucionarios que, con toda probabilidad, cambiarán radicalmente nuestra forma de movernos.

El cambio hacia la electricidad

Los efectos actuales de la pandemia de COVID-19 y el agravamiento de los problemas debidos al calentamiento global están desempeñando un papel importante en la configuración de la movilidad. Para muchos, como Michiel Langezaal, director general de la empresa holandesa Fastned, “el futuro es eléctrico”.

«Básicamente, en 2050 todo lo que ahora funcione con algo relacionado con la combustión, habrá dejado de hacerlo», señala.

La empresa posee y gestiona una red de estaciones de recarga de vehículos eléctricos en toda Europa, que suministran un 100% de energía ecológica, ya sea solar o eólica.

«El principal objetivo en, digamos, la próxima década, debería ser proporcionar libertad a la hora de afrontar la transición hacia un coche eléctrico», asegura Langezaal.

«También veremos baterías de vehículos eléctricos mucho más grandes, ya que la recarga es cada vez más rápida y ofrece una mayor libertad a las personas».

Sin embargo, el doctor Justin Bishop, economista y antiguo investigador asociado en análisis de transporte, de la Universidad de Cambridge, cree que el cambio a los modelos eléctricos podría no ser suficiente para atajar el problema de las emisiones y otros daños medioambientales.

«El cambio a los vehículos eléctricos y de hidrógeno aborda las emisiones que se expulsan a través del tubo de escape, desplazándolas hacia la cadena de suministro», afirma.

«Sin embargo, esto puede provocar consecuencias no deseadas, como hemos observado con los biocombustibles a lo largo de los años. En cualquier caso, se necesitan grandes cantidades de energía y otros recursos si pasamos de un transporte dependiente al 100 % de los combustibles fósiles a otro basado en su totalidad en la electricidad, el hidrógeno u otra fuente de energía».

El aumento de los desplazamientos activos

Para Bishop, la consecución de unos objetivos de sostenibilidad más amplios debe oponerse al crecimiento ilimitado de la demanda de energía, sea cual sea su finalidad. Por eso, con el avance de la planificación urbana y territorial integrada, que ayuda a acortar las distancias, es decir, la llamada ‘idea de la ciudad de 15 minutos’, alcanzaremos una posición en la que la mayoría de los viajes se satisfarán maximizando los modos de desplazamiento activos, a pie y en bicicleta, y sostenibles, en los distintos medios de transporte público.

«En un escenario de crisis ambiental y sanitaria, a nivel global, los desplazamientos activos son, con diferencia, la mejor opción para moverse», coincide la doctora Esther Anaya-Boig, investigadora en Política Ambiental y consultora de movilidad en bicicleta.

«Hemos observado cierta redistribución del espacio a favor de los desplazamientos activos durante el confinamiento debido a la pandemia, con los carriles bici emergentes y la ampliación de las aceras», afirma Esther Anaya-Boig.

Según la doctora en Filosofía, «la tendencia irá en aumento, pero aún hay margen de mejora. No basta con ofrecer espacio. Sabemos que los desplazamientos activos tienen que ser lo suficientemente seguros y cómodos para ser inclusivos», añade.

Una sociedad con menos vehículos

Para otros, la movilidad tal y como la conocíamos ha muerto. «En los próximos 50 años, la movilidad será 100 % compartida, a la carta, autónoma y alimentada por baterías, pilas de combustible e hidrógeno», afirma Adetayo Bamiduro, director general y fundador de la empresa nigeriana de movilidad Max.ng. Su compañía conecta a los usuarios con conductores profesionales de mototaxis, que cumplen con los requisitos para el transporte de pasajeros, a través de una aplicación móvil.

«Pronto, nadie necesitará tener un vehículo, ni en América ni en África. Y sí, los billetes de avión a la Luna pronto serán asequibles para la clase media».

Mientras que los viajes espaciales comerciales siguen suponiendo, en su mayoría, un motivo de desencuentro entre magnates, la movilidad terrestre experimental está cobrando impulso con proyectos futuristas como Hyperloop. Se trata de un sistema de transporte terrestre y subterráneo de alta velocidad, que ya se está desarrollando a nivel mundial.

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HyperloopTT©

En la visión de Hyperloop, el transporte del futuro estará gestionado por contratos inteligentes conectados a una ‘nube’ que ofrecerá a los viajeros el tipo de transporte que mejor se adapte a sus necesidades. Una «experiencia de viaje centrada en el ser humano», como la definió Bibop Gresta, consejero delegado y fundador de Hyperloop Italia.

Las personas viajarán en una red de cápsulas que se desplazarán a muy alta velocidad en ‘tubos’ de baja presión articulados, por encima y por debajo de la superficie de la Tierra.

«Serán máquinas avanzadas impulsadas por la Inteligencia Artificial, capaces de dar servicio al mayor número de personas en una misma ruta en el menor tiempo posible, para minimizar su impacto energético; como ocurre, en la actualidad, con los ascensores modernos», explica Gresta.

«El concepto de propiedad del coche irá desapareciendo».

Yendo aún más lejos, hay quienes piensan que volar de un lugar a otro será la norma habitual. Christine Wang, directora general del Centro de Innovación de Lufthansa, cree que, incluso el vuelo autónomo, tendrá una mayor aceptación.

«Probablemente, dentro de 50 años, habremos descubierto cómo fabricar taxis aéreos. Y, otras tecnologías emergentes, como las pilas de combustible de hidrógeno, serán más asequibles y accesibles para el gran público», afirma Christine Wang.

Eso ocurrirá, si es que seguimos viajando

«Probablemente llegará un momento en el que la tecnología en torno a la realidad aumentada, nos proporcionará una sensación más háptica de un lugar, desde la comodidad de nuestras salas de estar, que la que lograríamos por medio de un vuelo a un destino de vacaciones», añade la directora general del Centro de Innovación de Lufthansa.

Por: Euronews

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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