Panamá.
Desde hace más de 50 años, el Ballet Nacional de Panamá mezcla la danza clásica y el folclore de cada región del país centroamericano para enaltecer la cultura y profesionalizarse, y con ello romper el mito de que esta danza es solo una afición, según aseguró su directora, Gloria Barrios.
“Hemos logrado cambiar esa percepción que se tenía antes de que el Ballet era un hobby y se ha cambiado esa mentalidad con mucho trabajo, con muchísimo esfuerzo, ya que el bailarín del Ballet Nacional de Panamá dedica mínimo seis horas diarias de trabajo”, explicó Barrios.
El Ballet Nacional nació en 1972 y fue con la asesoría de profesores soviéticos que se cimentaron las bases de la compañía, y medio siglo después se incluyó en su repertorio producciones y piezas de estilo clásico neoclásico -contemporáneo y estilizaciones de folclor panameño, representado por un diverso grupo de bailarines.
“Tenemos personas que vienen de todos los estratos sociales de nuestro país, asimismo como estudiantes que vienen de todas las escuelas, ya sea de la escuela de danzas que es la escuela estatal, además de las escuelas privadas”, destacó Barrios.
Algunas de las presentaciones del Ballet Nacional son el Cascanueces y Don Quijote, así como actuaciones del folclor panameño como lo es Diablicos Sucios, una de las danzas más coloridas de Panamá. Mención a la directora artística de la compañía, Graciela Gullén.
“Proximamente en agosto vamos a tener nuestra función de aniversario y en diciembre un clásico de todos los años que es Cascanueces”, acentuó Gullén.
A lo largo de este año, el Ballet seguirá organizando espectáculos como la presentación de esta semana en la Feria de Artesanías, la que será una coreografía que combinará los pasos clásicos del ballet con los bailes típicos.
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