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Sin hidrógeno no habrá neutralidad climática

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México.

Alemania quiere lograr la neutralidad climática en 2045. Hasta ahora, la transición energética se ha centrado en la producción de electricidad a partir de energías renovables, pero son muchas las cosas por cambiar. Al fin y al cabo, el sector eléctrico solo representa un 20% del consumo total de energía.

En el transporte pesado, como camiones, barcos y aviones, la calefacción de edificios y la producción industrial de alto consumo energético, como las industrias química y siderúrgica, se siguen utilizando combustibles fósiles porque la electricidad procedente de las energías renovables no puede utilizarse directamente en estos ámbitos.

«Mientras se hablaba de una reducción del 80% del uso de fuentes no renovables, usar hidrógeno no era necesario, ahora, que se trata de conseguir la neutralidad climática, el uso del hidrógeno es definitivamente necesario», dice Verena Graichen, de la organización ecologista BUND (Bund für Umwelt und Naturschutz).

La fuente de energía determina el color del hidrógeno

Además del desarrollo de las energías renovables, el hidrógeno deberá desempeñar un papel importante. Con el elemento más ligero del mundo, que simplemente está marcado con una H en la tabla química, se pueden producir combustibles sintéticos o hacer funcionar pilas de combustible, por ejemplo, para producir calefacción de edificios o mover vehículos. También puede almacenar la energía generada por el viento y el sol. Y sirve como materia prima y fuente de energía para la industria.

En la naturaleza, el hidrógeno se presenta casi exclusivamente en forma ligada, por ejemplo como H2O, es decir, en forma agua. Pero si se quiere utilizar el hidrógeno como portador de energía, hay que convertirlo en su forma pura. Para ello se necesita electricidad, que convierte el agua en dos gases: oxígeno e hidrógeno, rico en energía.

Y esto explica por qué hablamos de hidrógeno verde, gris, azul o violeta. La designación del color cambia en función de cómo se produce la electricidad. El hidrógeno azul, por ejemplo, se produce con gas natural, el gris con combustibles fósiles y el violeta con energía nuclear. Solo el hidrógeno verde, que se produce con la ayuda de energías renovables, es libre de emisiones.

«Nuestra materia prima está en el cerebro»

Muchos países han adoptado ya estrategias nacionales sobre el hidrógeno. La estrategia alemana, adoptada en junio de 2020, pretende impulsar la producción de hidrógeno y el desarrollo de infraestructuras, así como promover sus diversos usos. «Nuestras materias primas no están en el subsuelo, sino en el cerebro. Lo que implica que tenemos que aplicar e industrializar nuestros conocimientos», afirma Karsten Lemmer, del Centro Aeroespacial Alemán (DLR).

Sin embargo, todavía no existe la producción industrial de hidrógeno verde. En la actualidad, el hidrógeno utilizado en la industria se produce casi exclusivamente a partir del gas natural y se utiliza como materia prima industrial. El consumo es de unos 55 teravatios hora (twh).

Alemania tendría que importar hidrógeno

De aquí a 2030, Alemania quiere invertir nueve mil millones de euros para crear una capacidad de producción de hidrógeno de cinco gigavatios. Esto corresponde a la producción de tres o cuatro centrales nucleares de tamaño medio. En la UE, la capacidad de electrólisis se multiplicará por seis hasta alcanzar los 40 gigavatios entre 2024 y 2030.

Pero todos los esfuerzos alemanes no serán suficientes. La producción nacional de hidrógeno verde solo podrá satisfacer un tercio de la demanda en 2045, predice la Fundación para la Neutralidad Climática. «Por eso, Alemania impulsa planes para la producción e importación de hidrógeno verde de Marruecos, Chile y Australia”, explica a DW Veronika Grimm, miembro del Consejo de Expertos que asesora al gobierno alemán. También habrá cooperación en materia de hidrógeno con los países de la UE.

«Además, los países exportadores de petróleo, entre otros, han reconocido el hidrógeno como una perspectiva de futuro. La mayoría de ellos están en regiones con un gran potencial de energía solar», afirma Lemmer, del DLR. Este año, Alemania ha firmado un memorando de entendimiento con Arabia Saudí.

Por el momento, «el hidrógeno verde es hoy tres veces más caro que el gris en Europa Occidental», dice Lemmer. Eso tiene que cambiar, añade. Todas las nuevas tecnologías son más caras en la fase inicial que cuando se establecen. En este caso, el Estado podría crear unas condiciones marco para que las ventajas ecológicas compensen las desventajas económicas, es decir, los mayores costos, explica Lemmer, del DLR.

Por: Deutsche Welle.

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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