México.
Los habitantes de los alrededores del lago de Pátzcuaro en Michoacán, al oeste de México, han vivido por décadas de la pesca, pero ahora algunos se dedican a recolectar huevos del achoque (‘Ambystoma dumerilii’), una salamandra capaz de regenerar sus órganos y a la que se le atribuyen propiedades nutricionales y curativas de enfermedades respiratorias.
El achoque está críticamente amenazado, según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, debido a la pesca excesiva, la contaminación y la extracción de agua de su hábitat en el estado de Michoacán.
“En respuesta a esto, como una de las estrategias y acciones que se están tomando ahora, tenemos lo que se conoce como la conservación ex situ o conservación en cautiverio, que es una estrategia de la biología de la conservación que se aplica a especies que están seriamente amenazadas o incluso que están extintas en su medio natural”, dijo Rodolfo Pérez, biólogo.
Los huevos recolectados por los pescadores son llevados a un laboratorio en la Universidad Michoacana donde eclosionan. Cuando los anfibios crecen, regresan a las instalaciones de los pescadores que procuran su cuidado hasta que están listos para ser liberados en el lago.
“El objetivo principal de nosotros es rescatar todo lo que se estaba perdiendo y bueno regresarlo, todos los regresamos al lago. Nada no tenemos ninguno, no negociamos nosotros acá de que nosotros vendemos y no todos para el regreso al lago”, destacó Israel Correa, pescador.
El achoque está emparentado con el ajolote que habita en Xochimilco, en el sur de Ciudad de México, pero ha desaparecido casi por completo.
“Primero, pues el objetivo era para nuevamente tenerlos en el lago, el segundo objetivo era que nuestras nuevas generaciones la conocieran, porque seguramente los niños, o sea, mejor si les mencionaba sus papás que la choque, pero físicamente no lo conocían”, explicó Correa.
El achoque pertenece al género Ambystoma, estudiado por la ciencia debido a su extraordinaria capacidad para regenerar extremidades mutiladas y porciones de órganos como el cerebro y el corazón.
“Hay importancias que se le está dando a estas especies, son que debido a muchos rasgos que tienen dentro de su biología, fisiología y demás, son organismos modelo para muchas investigaciones, sobre todo médicas”, contó Pérez.
La piel del choque refleja combinaciones de colores que lo pueden hacer imperceptible y según leyendas del poblado de Pátzcuaro fue primero un dios malvado que se escondió en el fango del lago para oír del castigo de otras deidades.
Ahora la colaboración entre científicos e indígenas ha resultado en una población estable de achoques de entre 80 y 100 individuos, pero esta cantidad sigue siendo mucho más baja de la que había hace 40 años.
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