Chile.

Entre la cordillera y el mar, escondida en medio del árido desierto de Atacama, se erige la imponente CEME-1, la mayor planta solar de Chile que cumple un año desde su inauguración. Se trata de uno de los proyectos clave para alcanzar la ambiciosa meta climática de descarbonizar el país austral a 2050, fruto de la colaboración entre empresas de Chile, Francia y China.

En la provincia norteña de Tocopilla, región de Antofagasta en el pequeño poblado minero de Marielena, donde se ubica la última oficina salitrera activa en el mundo, entre 1830 y 1930, la comunidad ha acogido con entusiasmo la entrada en funciones hace un año del parque fotovoltaico, lo que les ha permitido acceder a empleos, así como a capacitación en tecnologías verdes y recursos sustentables. 

La planta fotovoltaica CEME-1, la cual cuenta con capitales chilenos, franceses y tecnología china, abastece de energía al sistema eléctrico del país sudamericano con una generación equivalente al consumo eléctrico de unos 500.000 hogares. El parque se extiende en una superficie de 435 hectáreas, un tamaño similar a 608 canchas de fútbol y cuenta con una capacidad instalada de 480 megavatios pico gracias a sus 882.720 paneles solares dispuestos en una estructura fija y con una leve inclinación de 5 grados para que no se hagan sombra entre ellos, lo que permite un uso más eficiente del suelo.

Utiliza a sí mismo cerca de un 90% menos de agua en comparación a otras centrales gracias a su tecnología única de sistema de limpieza robotizado en seco, capaz de quitar el polvo de los paneles en un recorrido de 1200 metros de este a oeste. 

“Chile está en un sendero de transición energética, ha definido claramente su objetivo de neutralidad en las emisiones y claramente el proyecto es un gran aporte”, relató Diego Hollweck, gerente general de Generadora Metropolitana.

Hollweck comentó que desde que comenzaron las obras del proyecto en 2022, hasta su puesta en marcha a mediados de 2024, el trabajo mancomunado con la compañía ejecutora PowerChina fue clave para el éxito de la iniciativa. 

“Lo importante es poder traer diferentes experiencias a la mesa, diferentes formas de estructurar el negocio, de construir y de una forma de ir logrando llegar al mejor resultado posible en pos de tener un proyecto de energía renovable que sea no solo sustentable en términos de su impacto en el medio ambiente, sino también sustentable en términos de su construcción, en términos de su viabilidad económico-financiera también”, contó Hollweck.

Uno de los aspectos más innovadores de CEME-1 son los mencionados robots de limpieza automática, un desarrollo tecnológico relevante y modelo para otros proyectos de la región, junto con la capacidad de monitoreo de las cadenas de paneles solares y la captura de datos desagregados gracias a la incorporación de nuevas tecnologías chinas.

Por su parte, el CEO de la empresa de origen francés, EDF Power Solutions Chile, Joan Leal, explicó que el proyecto CEME-1 contempla además «un nuevo proyecto de baterías de gran escala que se comenzará a construir este año».