El carbón, el petróleo y el gas están calentando las temperaturas del planeta provocando que, en días muy calurosos, prácticamente solo sea posible permanecer en habitaciones refrigeradas. Pero estos aparatos de refrigeración,que emiten zumbidos y calor residual en las fachadas de las casas, calientan todavía más las ciudades. Todo eso consume mucha electricidad, lo que puede sobrecargar las redes y provocar apagones.
Para solucionar estos problemas, cada vez más ciudades como París, Múnich, Hong Kong, Singapur, Dubai o Toronto recurren a grandes sistemas centrales de refrigeración y bombean agua fría a través de diversas redes diseñadas para ello. Hospitales, hoteles, centros de datos y otros grandes edificios utilizan este sistema para refrigerar sus instalaciones.
Refrigeración urbana más eficiente
La tecnología de la refrigeración moderna se encuentra en los frigoríficos, aires acondicionados y bombas de calor. El principio es el siguiente: un gas se comprime en un sistema cerrado y se convierte en líquido. El proceso libera calor. Después, se reduce la presión, el líquido se calienta de nuevo y se vuelve gaseoso, extrayendo así energía calorífica del entorno: allí se vuelve frío. Los grandes sistemas de refrigeración que suelen producir frío de forma más eficiente que las unidades pequeñas.
Otra opción es el frío natural de ríos, aguas subterráneas, lagos o el mar, en cuyo caso las empresas necesitan mucha menos energía. «Intentamos utilizar la mayor cantidad posible de aguas subterráneas o corrientes urbanas como principal proveedor de frío», afirma Stefan Dworschak, de los servicios públicos de la ciudad de Múnich (Stadtwerke München).
Con calor o por absorción
Además, la refrigeración también puede producirse con calor. Múnich está invirtiendo en esta tecnología, cuyo calor procederá de una profundidad de más de 1.800 metros a partir de mediados de 2024, es decir, refrigeración urbana con energía geotérmica profunda.
Esta tecnología de absorción lleva tiempo consolidada. Los frigoríficos de las autocaravanas, por ejemplo, generan frío quemando gas propano, por lo que no necesitan electricidad como energía motriz.
Ahorrar energía
Las redes de refrigeración urbana, al igual que las de calefacción, también tienen desventajas: costes de inversión elevados, disposición de tuberías subterráneas y conexión de edificios. Pero, según los expertos, aquí hay aún un gran potencial de ahorro. Europa está tendiendo cada vez más redes combinadas de refrigeración y calefacción de la llamada quinta generación, como en el distrito de Moosach, en Múnich, cerca del Estadio Olímpico.
Allí, el centro de datos municipal está conectado a una red de refrigeración urbana, enfría los servidores y luego impulsa agua caliente de vuelta a la línea de retorno de la red de refrigeración. A unos cientos de metros, el agua caliente se utiliza para la bomba de calor de un bloque de apartamentos. Calienta 114 pisos y luego bombea de nuevo el agua enfriada a la red de refrigeración.
Aislar edificios
Sin embargo, el factor más importante para una refrigeración eficiente es el aislamiento de los edificios, sostiene Wolfgang Hasper, del Passive House Institute de Darmstadt, un instituto de investigación independiente sobre planificación energética.
Si los edificios tienen un buen aislamiento de la fachada y el tejado, ventanas con doble o triple acristalamiento, buena sombra y ventilación inteligente, explica Hasper a DW, «el calor del exterior ya no entra».
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