México.
Durante los confinamientos por la pandemia Paola Castillo vivía encerrada en un laboratorio. La microbióloga desarrolla un biofármaco a partir del diseño de cuatro péptidos.
Las moléculas se enfocan en secuencias conservadas de las partes de la proteína SARS-CoV-2, que no cambian aun cuando muta el virus y por tanto servirían para cualquier variante.
“Estamos ya por evaluar contra todas las variantes que han surgido, las de interés y demostrar que se mantiene todavía este porcentaje de efectividad de más del 90% que es nuestra predicción”, explicó.
Según Castillo, de acuerdo a este resultado, el futuro medicamento puede tener hasta un 90% de efectividad contra la replicación del COVID-19.
Uno de los mayores obstáculos para esta investigación ha sido encontrar fondos. El Gobierno ha recortado el presupuesto en ciencia, como advierte uno de los portavoces del Instituto Politécnico Nacional, donde la doctora Castillo es profesora.
“En México es un poco complicado el financiamiento para poder desarrollar proyectos de investigación. Básicamente se tienen proyectos de investigación del instituto y el financiamiento es bajo”, comentó Raúl de Jesús Colmenero, jefe de microbiología.
Estas dificultades fueron aún mayores para Castillo, por ser joven y mujer en un panorama científico copado por cerrados grupos de poder. Llegaron a pedirle que abandonase su carrera tras quedar embarazada, pero ella nunca desistió.
El biofármaco ya ha superado la primera fase y en breve se probará en animales. La aparición de nuevas variantes del COVID también ha retrasado otros estudios.
“Si yo quiero hacer 50 ensayos, pues sé que me destinaron una parte del presupuesto y me tengo que prácticamente limitar a lo que tenía planeado al principio. Entonces, si esto pudo haber estado en un año, ahora son tres, porque el dinero no alcanza para lo que se necesita comprar”, destacó Castillo.
La doctora asegura que en dos meses se publicarán los avances de la investigación. Sin embargo, el epidemiólogo de la UNAM, Malaquías López, duda del alcance real de este biofármaco debido a la ausencia de evidencia divulgada y a la premura del Instituto Politécnico en publicitar cualquier hallazgo.
“Y en ese ensayo clínico que además se debe de publicar, pues se demuestra si de verdad un producto tiene eficacia. Pero aquí asumen de antemano que, porque les gusta la estructura molecular, ya con eso debe de tener eficacia”, acentuó Malaquías López.
Son interrogantes sobre un medicamento contra el COVID, que al menos de momento en México, ha conseguido poner en el centro de atención el trabajo de una joven mujer científica.
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