El Salvador.
En la Granja Izalco, El Salvador, a unos 60 kilómetros de la capital se encuentra una cárcel autosostenible. Cerca de sesenta reclusas cultivan verduras, crían animales de granja y producen su propio alimento. Por cada día de trabajo reducen su pena y adquieren un oficio con el que se podrán reinsertar en la sociedad.
Con unos 36 mil reclusos, entre hombres y mujeres, El Salvador es el segundo país del mundo con mayor población penitenciaria por cada 100 mil habitantes. “Yo tengo tres hijos y me duele mi corazón no estar con ellos, pero es lo que me motiva día con día a salir adelante. Cuando salga de acá espero ser una mejor mujer, una mejor madre, espero también regenerarme así con la sociedad y que no me vayan a ver mal”, dijo Alma Yanira, reclusa en la Granja Izalco.
El país busca soluciones sostenibles, con iniciativas de reinserción y estímulo al trabajo. El aprendizaje en esta granja agrícola es como una segunda oportunidad. “Todos los días nos implementamos para que el privado de libertad aprenda técnicas, que al salir y obtener su libertad pueda poner en práctica y mantener su mente ocupada”, destacó Norma Osorio, ingeniera agrónoma y coordina el trabajo en la Granja Izalco.
Con esta iniciativa, el Gobierno de Nayib Bukele trata de ahorrar hasta 10 millones de dólares anuales, de los casi 39 que se invierte en alimentación al año en los presidios del país. Uno aprende aquí a valorar, esto es como una escuela. Se sufre, es cierto se sufre, y uno es dueño de sus propios actos y uno mismo se busca las cosas. Pero como le repito: una oportunidad sí, nos merecemos una oportunidad”, concluyó Jazmín Rivera, reclusa en la Granja Izalco.
Por: Euronews.
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