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El repostaje de barcos en alta mar amenaza a los pingüinos africanos

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Port ElizabethSudáfrica.

En medio de un ruido infernal de motores, un barco de turismo se acerca a un navío imponente cargado de carburante para suministro de las embarcaciones en el mar, anclado en la bahía de Algoa en Sudáfrica, a dos pasos de la mayor colonia de pingüinos africanos del mundo.

A medio camino en la ruta marítima entre Europa y Asia, esta bahía de aguas profundas, era la elección ideal para la operación de repostar combustible en el mar en Sudáfrica.

Desde 2016, son principalmente los cargueros los que se paran para repostar offshore. Esta maniobra permite transportar más mercancías y evitar pagos en el puerto y ganar tiempo.

Pero los defensores del medio ambiente, los operadores de ecoturismo y los amantes de la naturaleza están preocupados por el impacto en la biodiversidad marina, que también atrae al turismo.

Las operaciones tienen lugar muy cerca de las zonas de alimentación y de reproducción de los pingüinos. Perturban el ecosistema y exponen a los animales marinos a vertidos de hidrocarburos, advierten.

El mayor petrolero de suministro en la bahía puede contener hasta 100.000 toneladas de carburante. En dos ocasiones, en 2017 y 2019, la tripulación tuvo que intervenir para salvar a decenas de pingüinos cubiertos de petróleo, por vertidos menores.

«Vibraciones»

En la provincia del Cabo oriental, Algoa Bay alberga a cerca de la mitad de la población mundial de pingüinos africanos, una especie en peligro. Pero el lugar también cuenta con delfines, ballenas y se encuentra en la ruta de una migración anual de sardinas, uno de los espectáculos marinos más impresionantes.

«La gente estaba sorprendida por el número de animales que tenemos en esta bahía», cuenta Lloyd Edwards, que trabaja en el turismo. Pero según él, algunas ballenas se «han alejado», a causa del ruido.

Científicos y defensores del medioambiente dicen que han observado cambios en el comportamiento de los animales.

«El ruido de los motores perturba la capacidad de los pingüinos y delfines para encontrar peces», explica Gary Koekemoer, director de la Sociedad Sudafricana para la Fauna y el Medioambiente en la bahía de Algoa. «Cualquier animal que utilice un sonar o un sonido para localizar a su presa tendrá problemas para navegar con las vibraciones de los motores».

Desde 2016, tres compañías marítimas han obtenido licencias de suministro y el tráfico marítimo ha aumentado sensiblemente, denuncian los defensores del medioambiente.

Causante de un vertido en julio de 2019, la compañía South African Marine Fuels explica que el accidente se «produjo debido al desbordamiento de un tanque del navío receptor». Entre 200 y 400 litros de petróleo se vertieron a la bahía.

El repostaje en mar es una «operación segura», dice Kosta Argyros, de Minerva Bunkering, una de las tres compañías que operan en el lugar.

«Justo equilibrio»

La última empresa autorizada, Heron Marine, asegura que respeta todas las normas en materia de salud, seguridad y medioambiente.

La degradación del universo marino podría ser devastadora para el turismo. Estos últimos años, los safaris en el mar se han multiplicado y en la región el turismo genera más de 40.000 empleos.

«Las playas y la fauna son los grandes atractivos para el turismo. Y el repostaje en mar amenaza con afectar a los dos», teme Shaun Fitzhenry, encargado del turismo en la metrópoli vecina de Nelson Mandela Bay.

Según la Autoridad Sudafricana de la Seguridad Marítima (SAMSA), que autorizó las operaciones de suministro en el mar, se necesita un «justo equilibrio». «Tenemos que mantener el lugar protegido, pero debemos aprovechar la ocasión para desarrollar la economía», explica el director general en funciones de SAMSA, Sobantu Tilayi.

Desde el accidente de 2019, la duración del repostaje es limitada, las gabarras están equipadas con más diques flotantes antipolución y barcos de intervención vigilan en caso de un vertido.

Propietario de una empresa de intervención contra los vertidos de hidrocarburos, Kevin Kelly reconoce que el repostaje en mar ha creado empleos.

Pero en el mar, el skipper Jake Keeton está preocupado mientras contempla un grupo inusualmente pequeño de pingüinos encaramados en una isla rocosa.

«Los pingüinos agrupan a los peces que permiten después alimentarse a todo el mundo», explica. «Si perdemos los pingüinos aquí, los delfines, las focas, los alcatraces blancos, los cormoranes y muchas otras aves lo van a pasar mal», concluye.

Por: AFP

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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