Brasil.
La pérdida de biodiversidad acuática por la acción humana ha afectado negativamente la dinámica de los humedales, reduciendo las funciones ecológicas que sustentan esos ecosistemas, como el flujo de materia orgánica, la producción de biomasa y el ciclo de nutrientes.
Así lo muestra un estudio publicado en Nature Ecology & Evolution, a la luz de cuyos resultados los autores recomiendan abordar con urgencia la redución de la presión humana sobre los humedales. Según los autores, esta interacción genera cambios ambientales y también impactos socioeconómicos, una vez que se reduce la oferta de pescado a las comunidades ribereñas.
Los humedales se encuentran entre los ecosistemas más diversos y productivos del mundo.
Para llegar a esos resultados, los investigadores durante dos años recolectaron datos sobre 1 mil 465 diferentes plantas, animales y microorganismos de 72 lagos que cubren cuatro grandes humedales neotropicales de Brasil (Amazonia, Araguaia, Pantanal y Paraná).
En conjunto, comprenden 3,7 millones de kilómetros cuadrados en los que se realizan distintas intervenciones humanas, que fueron medidas en siete manifestaciones diferentes: edificios, cultivos, pastos, densidad humana, iluminación nocturna, vías férreas, carreteras y cursos de agua navegables.
Los resultados mostraron que hay una disminución en la riqueza de especies y en la variedad de funciones ecológicas (o diversidad funcional) de estos ecosistemas a medida que aumenta la “huella” humana.
La denominada multifuncionalidad de los humedales – es decir, la capacidad de proporcionar múltiples funciones y servicios – se cuantificó a través de 11 variables, que incluían concentración de nutrientes (nitrógeno y fósforo), metabolismo, biomasa de diferentes niveles tróficos, densidad de células bacterianas, disponibilidad de luz y variación en la complejidad del hábitat debajo del agua.
Los resultados sugieren que la capacidad de los organismos más pequeños para promover la multifuncionalidad fue negativamente afectada por la presión humana, mientras que los organismos más grandes, menos impactados, son importantes para mantener el funcionamiento del ecosistema en un mundo dominado por humanos.
De las cuatro áreas analizadas, el humedal de Paraná, que sufre más presión humana, fue también la más afectada con pérdida de biodiversidad y multifuncionalidad. Sobre el río Paraná hay construidas 150 represas, y entre sus afluentes está el río Tiete, que corta la región de San Pablo, donde habitan 21 millones de personas.
“Es la primera evidencia, con datos empíricos para ambientes acuáticos, de que, de hecho, lo que sucede en los terrenos circundantes tiene un efecto muy importante sobre lo que vive en el agua en estos sistemas”, dice el biólogo Roger Mormul, de la Universidad Estatal de Maringá, Brasil, uno de los autores del artículo.
Según el investigador, estudios como este, aunque ya sugirieran la misma conclusión, se habían realizado principalmente en ambientes terrestres y a niveles experimentales.
Para el geógrafo Marcos Pedlowski, de la Universidad Estatal del Norte Fluminense, Brasil, quien no participó en el estudio, éste contribuye al debate sobre la importancia de la biodiversidad en el funcionamiento de los ecosistemas, al adoptar una nueva forma de abordaje.
“Lograron trabajar el tema de la diversidad y los servicios que se brindan al sistema desde una perspectiva intra e interespecies. Esta es una discusión importante porque estamos viviendo una serie de procesos y cambios drásticos en la cobertura terrestre a escala global, como la escasez de agua y el cambio climático”, dice.
Según Mormul, el equipo ahora está trabajando en la investigación del impacto de la presión humana sobre la biodiversidad y la multifuncionalidad de otros tipos de ecosistemas. Próximamente se publicará un trabajo con arroyos de la Amazonia y de la pampa uruguaya.
“La conclusión es básicamente la misma: la pérdida de biodiversidad viene afectando el funcionamiento de los ecosistemas y hay un mecanismo relacionado con las actividades humanas”, afirma.
Por: Célio Yano
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