Iberoamérica.
La captura y almacenamiento de CO2 busca reducir las emisiones industriales de gases de efecto invernadero, recuperando el dióxido de carbono en su fuente y almacenando en el subsuelo.
Primero hay que separar el CO2 de las emanaciones de humo y de gas. Los humos industriales contienen un 15% de CO2. Los otros elementos son vapor de agua y nitrógeno.
Esta separación representa dos tercios del costo total del proceso. Extraer el CO2 después de la combustión es un método probado, pero consume mucha energía.
Otra técnica es descarbonizar el combustible antes de quemarlo, pero está aún desarrollándose. Una vez separado de los demás residuos, el CO2 comprimido es transportado por tuberías, barcos o camiones cisternas al lugar de almacenamiento.
El CO2 se inyecta bajo el subsuelo terrestre o marino, profundamente a través de una roca hermética almacenada a presión y se vuelve casi líquido. Un sitio ideal es un antiguo yacimiento de gas o de petróleo o rocas porosas impregnadas de agua salada.
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