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Árboles y líquenes para monitorear la contaminación por polvo fino

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Italia.

Árboles y líquenes para monitorear la contaminación por polvo fino. Al analizar lo que allí se deposita con la técnica de biomonitoreo magnético, los expertos en paleomagnetismo pueden identificar la fracción de partículas provenientes de las actividades humanas.

“La parte que contiene hierro que emiten por ejemplo los automóviles o las industrias es muy fácilmente distinguible de las fuentes naturales que no tienen esas propiedades magnéticas. Con este tipo de estudio es muy interesante, gracias a herramientas como esta, poder no sólo entender no sólo si los polvos que medimos son de origen natural o producidos por el hombre, sino en el ámbito de los producidos por el hombre qué son los resortes. Por ejemplo, se ha podido demostrar que en las zonas urbanas los polvos metálicos más extendidos, los que tienen un comportamiento magnético, proceden de los frenos. Así son las llamadas emisiones no agotadas, que se diferencian de las clásicas de combustión que emiten nuestros tubos de escape”, comentó Aldo Winkler, responsable del Laboratorio Paleomagnetismo INGV.

Pero las plantas no solo son útiles como controladores. Son capaces de comer smog. Con el proyecto CHIOMA, en el que también participan la Universidad de Siena, la Accademia dei Lincei, el Parque Arqueológico del Coliseo y la Colección Peggy Guggenheim, el INGV mide su eficacia en la captura de partículas, protegiendo nuestra salud y el patrimonio cultural. Como en Villa Farnesina, sede de la Accademia Nazionale dei Lincei, que conserva preciosos frescos de Rafael.

“Son paquetes de líquenes que nos proporciona la Universidad de Siena y que exhibimos durante tres meses en lugares cuya contaminación queremos caracterizar. Los llevamos a zonas no contaminadas y a los tres meses entendemos cuáles son los polvos metálicos que han acumulado, por ejemplo, estas plantas naturales”, explicó Aldo Winkler.

Una barrera natural

Los resultados muestran que la vegetación es una verdadera barrera natural. Las hojas bloquean las partículas de la carretera. De esta forma, también se dan indicaciones a las administraciones públicas: en Roma, por ejemplo, un árbol muy eficaz es la encina.

El siguiente paso será repetir los estudios en otros lugares y en otros climas. El proyecto ya involucra la colección Peggy Guggenheim en Venecia y pronto podría extenderse también a Argentina.

Por: RAI.

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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