Madrid, España.

La teoría de la relatividad de Einstein postula que la velocidad de la luz en el vacío es una constante independiente de la energía de los fotones o partículas de luz.

Para poner a prueba este postulado, la colaboración científica MAGIC que tiene en La Palma dos telescopios para detectar rayos gamma de muy alta energía, ha utilizado los datos registrados el 14 de enero de 2019 de un colosal estallido de rayos gamma (GRB, por sus siglas en inglés).

El intento está fundamentado en que la teoría de Einstein describe la gravedad como resultado de la interacción de la masa con el espacio-tiempo y que sus predicciones han sido verificadas en numerosos experimentos. Pese a ello, los físicos sospechan que existe una teoría más fundamental de naturaleza cuántica; aún desconocida.

Algunas de las teorías cuánticas de la gravedad que han sido propuestas incluyen la posibilidad de que la velocidad a la que viajan los fotones en el vacío dependa de su energía. Este fenómeno hipotético recibe el nombre de violación de la invariancia de Lorentz (LIV, por sus siglas en inglés).

Se cree que, de existir, esta diferencia de velocidad sería demasiado pequeña para ser medida, a menos que su efecto se acumule durante largos periodos de tiempo o, equivalentemente, de grandes distancias; como ocurre con la emisión que se produce en los GRB y se detecta en la Tierra.

Las explosiones más violentas del universo

Los GRB son breves fogonazos de fotones de muy alta energía emitidos por lejanas explosiones cósmicas. Los fotones producidos por estos estallidos de rayos gamma viajan durante miles de millones de años antes de llegar a la Tierra; lo que podría hacer medible el efecto de las hipotéticas diferencias en su velocidad.

Además, las teorías de gravedad cuántica predicen que esta diferencia sería mayor cuanto mayor sea la energía de los fotones. Por ello se espera que los telescopios de rayos gamma de muy alta energía, tales como los MAGIC, sean especialmente competitivos en la búsqueda de efectos de LIV.

Los GRB ocurren en momentos y lugares del cielo imprevisibles. Existen detectores de estos estallidos a bordo de satélites en órbita alrededor de la Tierra, que tienen un campo de visión muy amplio, lo que les permite detectarlos y localizarlos de forma casi instantánea en cuanto se producen, y enviar alarmas a telescopios de todo el mundo, entre ellos los MAGIC, para que participen en su observación y estudio. 

El 14 de enero del año pasado, tras recibir una alerta del detector de GRB del satélite Swift, MAGIC culminó una búsqueda que ha durado más de 15 años, con la primera detección de un GRB en la banda de rayos gamma de muy alta energía (o banda de teraelectronvoltios o TeV).

El llamado GRB190114C (así se denominó aquel estallido colosal de rayos gamma) pudo ser detectado gracias a que MAGIC comenzó su observación tan solo 50 segundos después de que se produjera.

GRB190114C

Marc Ribó, profesor de la Universitat de Barcelona y coordinador adjunto de física de la colaboración MAGIC, apunta; «Unos de los aspectos más positivos que ha revelado el estudio detallado del GRB190114 es que se trata de un GRB más o menos corriente. Esto son buenas noticias porque significa que probablemente detectaremos más similares. Nuestra detección inaugura una nueva fase en la búsquedas de efectos de LIV en observaciones de fuentes cósmicas de rayos gamma».

Visión artística de un estallido de rayos gamma o GRB observado por los telescopios MAGIC. / Superbossa.com and Alice Donini

Los científicos quisieron utilizar esta observación única hasta la fecha para buscar efectos de gravedad cuántica. Al principio toparon con un obstáculo: la señal de rayos gamma registrada por MAGIC simplemente decrecía monótonamente con el tiempo. Aunque este es un dato interesante para entender cómo se producen los GRB; no lo es tanto para buscar efectos de LIV.

Como explica Daniel Kerszberg, científico postdoctoral del IFAE en Barcelona y uno de los autores principales del estudio; “Para saber si los rayos gamma viajan a diferentes velocidades deberíamos ser capaces de comparar los tiempos de llegada de rayos gamma que fueron emitidos por el GRB en el mismo momento. Como no es posible saber el momento preciso de la emisión de fotones individuales, normalmente utilizamos variaciones temporales repentinas de la señal para reconocer fotones que fueron probablemente emitidos al mismo tiempo”.

Modelos teóricos para seguir a los fotones

Pero una señal monótonamente decreciente carece de estas variaciones. Así que los investigadores utilizaron modelos teóricos para describir la evolución temporal de la emisión en la banda TeV en el intervalo entre el comienzo del estallido y las observaciones con MAGIC.

Kerszberg añade: “Para buscar señales de LIV en nuestros datos utilizamos dos formas diferentes de modelizar su evolución temporal. Queríamos estar seguros de no cometer errores al extraer conclusiones de esta señal excepcional; la primera de un GRB en la banda del TeV”.

Este cuidadoso análisis de los datos no encontró ninguna diferencia significativa en la velocidad de los rayos gamma de diferente energía. Esto no quiere decir que el esfuerzo fuera inútil, ya que los científicos de MAGIC consiguieron poner límites a las posibles teorías de gravedad cuántica.

En el futuro

Los límites a la gravedad cuántica que se han obtenido en este trabajo son compatibles con los ya existentes hasta la fecha, y son los primeros que se obtienen mediante la observación de la emisión de mayor energía que se produce en un GRB.

Con este estudio pionero, el equipo MAGIC ha establecido un punto de partida para futuras investigaciones en la búsqueda de efectos medibles de la naturaleza cuántica del espacio-tiempo.

Oscar Blanch, investigador del IFAE y Portavoz de la Colaboración MAGIC, concluye; “Confiamos en que futuras detecciones de GRB en la banda TeV incluirán la emisión temprana, anterior al decrecimiento monótono, que se espera sea rica en estructura temporal; lo que aumentará nuestra sensibilidad a efectos LIV de forma significativa”.

Por: SINC