Ciudad de México, México.
Xochimilco es uno de los últimos pulmones vivos de la Ciudad de México. Entre canales y aves migratorias se construye un sistema agrícola milenario conocido como chinampas donde sobrevive un ecosistema artificial que, aunque pareciera detenido en el tiempo, está al borde del colapso.
En medio del abandono y la urbanización desmedida, hay quienes están sembrando el futuro. Desde la academia y el trabajo colaborativo con la comunidad de Xochimilco, surgió Nicti, un proyecto que mezcla educación ambiental, turismo responsable y herencia prehispánica para rescatar Xochimilco desde sus raíces.
“Nicti atrae al turista orgánico, a esos chicos que vienen a tocar el territorio. Necesitamos educación ambiental para cambiar la idea que se tiene de Xochimilco, más allá de lo que aparece en redes o en las trajineras. Queremos que la gente vea lo que realmente significa este lugar para la vida de la ciudad”, así lo declaró en entrevista para la Agencia Informativa Conversus (AIC), su fundador, Rafael González Gómez, quien afirmó que se busca trabajar de la mano de instituciones como el Instituto Politécnico Nacional (IPN) para sensibilizar y rescatar este ecosistema.
Las chinampas y los xochimilcas
El camino de Nicti comienza en una chinampa abandonada rodeada de agua, con apenas una carpa montada y donde solo se escucha el sonido de las garzas. Aquí, no hay mariachis ni bocinas, sino el canto de las aves y el sonido de los remos de las trajineras.
“Estamos en el sistema agrohidráulico más eficiente del planeta. Uno de los ecosistemas artificiales más antiguos en funcionamiento. Y lo tenemos justo aquí, en medio de la Ciudad de México, rodeado de 24 millones de personas que no tienen idea de lo que significa esto.”, declaró Rafael González.
El humedal de Xochimilco es mucho más que un escenario pintoresco. Es un ecosistema estratégico que actúa como regulador térmico, filtro natural de aire y agua y refugio de biodiversidad en una urbe que enfrenta graves problemas ambientales.
Este lugar, donde antes vivían los Xochimilcas, es reconocido como Sitio Ramsar (humedales incluidos de importancia internacional, en el marco de la Convención sobre Humedales) y Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) desde 1987, este territorio alberga especies tan emblemáticas como el ajolote mexicano Ambystoma mexicanum, un símbolo de la resiliencia ecológica, junto a más de 150 especies de aves y una rica variedad de plantas endémicas como el lirio acuático mexicano o el árbol de coral.
Sin embargo, hoy el humedal enfrenta una crisis profunda: manantiales que se secan, canales contaminados, abandono de chinampas y una expansión urbana que asfixia sus márgenes. Por ello, desde Nicti creen que la clave de su rescate es la concientización y el salvar las tradiciones milenarias de este ecosistema.

Imagen vía Pixabay
Por: KinEnriquez
Acercándose al futuro
Nicti no busca hacer tours turísticos tradicionales o enriquecerse a base del ecosistema y sus tradiciones. Su estrategia es concientizar a través de experiencias diseñadas para conectar con la naturaleza y provocar reflexión.
“Lo primero es el amanecer en el lago. Ver salir el Sol aquí te cambia. Después damos un desayuno chinampero, una charla sobre el impacto ambiental y un taller de siembra prehispánica en el que enseñamos cómo funcionan las chinampas, cómo se construyen, cómo se siembra. Y al final, todas las personas se llevan una cosecha.”, así lo describe Rafael González.
Esta es la experiencia que buscan, pero no es un camino fácil. La Agencia Informativa Conversus estuvo presente en el primer día de trabajo de restauración y diseño de esta chinampa, y es una labor titánica.
Reformar una chinampa abandonada a un proyecto ambiental requiere una estrategia clara, capital y sobre todo manos que funcionen, por ello trabajan para acercar un pedacito de Xochimilco a las infancias y la comunidad Politécnica.
Por esta razón, la Dirección de Difusión de Ciencia y Tecnología (DDiCyT) de la Secretaría de Investigación y Posgrado (SIP) del IPN imparte talleres de educación ambiental en los recintos de divulgación de la ciencia Politécnicos.
El proyecto es productivo, y es una llamada de atención porque las comunidades que sostienen este ecosistema viven muchas veces en condiciones de desigualdad.
“Tenemos que pagarle bien a la gente que produce en Xochimilco. Su trabajo mantiene vivo el sistema agrícola y el equilibrio ecológico. Hablamos de un termorregulador natural, de un filtro de aire y agua para la ciudad”, señaló.
Xochimilco es para todos
Nicti no actúa solo, algunas otras iniciativas complementan este esfuerzo. En el mismo territorio, organizaciones como Movimiento de Organización para la Conservación del Ajolote (MOJA) impulsan programas de conservación para proteger especies clave y restaurar el equilibrio del humedal.
“Hay muchas ideas romantizadas sobre ‘venir a salvar’ Xochimilco, pero esto implica trabajo, tierra, composta, dragado de canales, tiempo y conocimiento”, expuso el biólogo.
Por ello, Nicti también quiere acercarse a niñas, niños y jóvenes. Llevan años construyendo materiales didácticos, diseñando recorridos escolares y colaborando con instituciones como la DDiCyT del IPN. “Queremos llevar un poco de esta educación ambiental a los recintos de divulgación científica del IPN. Que las infancias entiendan la importancia de estos territorios y sepan que Xochimilco no es solo un lugar bonito, sino un patrimonio que les pertenece.”, comentó.
El mensaje es simple, Xochimilco no sólo necesita ser rescatado, sino que también requiere ser escuchado, sembrado, recorrido con respeto a sus tradiciones y conocimiento ancestral. Porque volver al origen también es una forma de avanzar hacia un futuro más sostenible.
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