Francia.
No está enfermo. Ni durmiendo. Es uno de 12 hombres seleccionados para experimentar la ausencia de gravedad y contribuir así a mejorar las condiciones de vida de los astronautas en misión.
Las camas de estos voluntarios elegidos entre 3 mil candidatos, permanecen inclinadas durante 60 días con un ángulo de menos 6 grados. El que mejor recrea los efectos de la ingravidez a la que se ven sometidos los astronautas en el espacio. Un centenar de personas se encargan de atender a los voluntarios y seguir su evolución.
“Hay que darse cuenta que hemos entrado de lleno en la fase de la exploración espacial. Queremos ir a Marte, a la Luna. Ya no es ficción. Eso implica vuelos de larga distancia de 2 a 3 años de duración y la exposición a la microgravedad impactará en los sistemas fisiológicos. Habrá atrofia muscular, pérdida de la fuerza ósea, desacondicionamiento cardiovascular, inmunodepresión y alteraciones metabólicas. Lo que intentamos hacer aquí es primero comprender cuáles son esos cambios; segundo por qué se producen; y tercero, queremos prevenirlos”, explicó Audrey Bergouignan, directora de investigación del Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia (CNES).
Después de 5 semanas acostados, los voluntarios son conscientes de los cambios en su cuerpo.
“Físicamente vimos que los músculos se han vuelto más flexibles. Estamos completamente relajados. En cuanto a la pérdida de peso, no lo sabemos, no nos dice nuestro peso, así que no sabemos si perdimos o ganamos peso. Moralmente estamos bien, el equipo es estupendo y las habitaciones están pensadas para que tengas un compañero con el que te lleves bien”, contó Chris, un voluntario del proyecto.
El experimento es remunerado con 18 mil euros por tres meses de presencia en el lugar y los voluntarios aseguran que no hay tiempo para el aburrimiento.
“Los días están relativamente cargados: entre las cuatro comidas al día, la sesión de fisioterapia, la toma de los signos vitales por la mañana y todos los exámenes. Al final los días pasan relativamente rápido y luego, cuando tenemos huecos libres, tenemos lectura, videos, muchas cosas que hacer», dijo Mathieu, voluntario del proyecto.
El experimento concluirá con un regreso supervisado a la vida normal a inicios de julio y otros 12 voluntarios se someterán a las mismas condiciones de vida en 2024.
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