Manama, Baréin | domingo 01/07/2018

La ciudad califal de Medina Azahara, cerca de Córdoba, una de las joyas que dejó en España el largo periodo de dominación musulmana en la península Ibérica; y el Parque Nacional de Chiribiquete, en las selvas del sureste de Colombia, fueron declarados este domingo Patrimonio de la Humanidad.

«La Ciudad califal de Medina Azahara, #España, acaba de ser inscrita en la lista del #PatrimonioMundial de la @UNESCO_es«, escribió en Twitter la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, horas antes de anunciar la «nueva inscripción en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, Parque Nacional de Chiribiquete«, también conocido como la Maloca de Jaguar.

Medina Azahara (en árabe ‘madinat al zahra‘, «la ciudad brillante«) es, junto con la Alhambra de Granada, la Mezquita de Córdoba y la Giralda de Sevilla, una de las joyas que dejó en España la dominación musulmana de la península Ibérica, entre los siglos VIII y XV.

La ciudad fue edificada a partir del año 936, siete años después de que el emir Abderramán III se autoproclamara califa en los territorios bajo control musulmán en la península Ibérica.

La leyenda afirma que Abderramán la edificó en honor a su mujer favorita, Azahara.

Pero los estudios históricos más recientes apuntan a motivos puramente políticos: demostrar su poderío frente al califato instalado entonces en Bagdad por la dinastía abasí, que a mitad del siglo VIII habían masacrado a sus antepasados, los califas omeyas de Damasco.

La ciudad amurallada fue levantada en un alto sobre tres terrazas escalonadas. Se encuentra a 8 km de Córdoba y sirvió de residencia a la corte, que celebraba allí fastuosas ceremonias y recepciones a embajadores de otros reinos, y albergaba funciones administrativas, viviendas y jardines.

En su edificación, que duró cuatro décadas, no se ahorraron lujos, a la vista del abundante uso de mármol y las ricas decoraciones.

Sin embargo, Medina Azahara no funcionó más que 70 años, ya que se vio destruida por las guerras que sucedieron a la caída del califato de Córdoba en el año 1031.

– Opacado por la guerra –

Con un extensión de 2,7 millones de hectáreas que abarcan cinco municipios amazónicos en las regiones del Guaviare y Caquetá, el mayor parque natural de Colombia conserva una de las principales diversidades biológicas del planeta y lugares sagrados para las poblaciones indígenas.

El presidente colombiano saliente, Juan Manuel Santos, celebró la declaratoria y advirtió que su gobierno expandirá el territorio protegido en la zona.

«Mañana estaremos en el parque para ampliar y proteger aún más nuestra biodiversidad #PatrimonioMundial«, tuiteó Santos. El territorio, que es considerado área protegida desde 1989, se ampliará en 1,5 millones de hectáreas este lunes, informó la presidencia.

Durante décadas, la guerra opacó los tesoros del parque. Pero a raíz del acuerdo de paz firmado en 2016 con la guerrilla comunista FARC se fueron revelando los secretos de sus tepuyes, grandes rocas de cientos de metros de alto y ancho que albergan milenarias pinturas rupestres.

También destacan su fauna y flora únicas que incluyen especies nativas.

El Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO está reunido en Manama (Baréin) hasta el 4 de julio para escoger entre los candidatos a convertirse en Patrimonio de la Humanidad por su «valor excepcional«.

En total, 30 sitios, naturales, culturales o mixtos aspiran a entrar a la prestigiosa lista de la UNESCO, en la que figuran sitios como el Valle de Tehuacán-Cuicatlán en México.

Este domingo la UNESCO también incluyó en su lista a un conjunto industrial en Ivrea, Italia. Se trata del que fue el laboratorio de experimentación y producción de la empresa Olivetti, dedicada a la fabricación de máquinas de escribir, calculadoras y computadoras.

Otro de los nuevos inscritos fue el sitio megalítico de Göbekli Tepe, en Turquía, compuesto por monumentos circulares y rectangulares erigidos por poblaciones de cazadores-recolectores entre los años 9600 y 8200 antes de nuestra era y que se utilizaban para celebrar rituales.

La UNESCO incluyó asimismo la Catedral de Naumburgo, en Alemania, como «testimonio excepcional del arte y la arquitectura de la Edad Media«, y el sitio Pimachiowin Aki o «la tierra que da la vida«, en la lengua de los anishinaabeg, en Canadá.