Italia.
La inteligencia sintética tiene como objetivo ir más allá y no quedarse con imitar al humano, como la súper empatía hacia la que apuntan las esperanzas de desarrollo cognitivo. Abel, un androide adolescente que ayuda a comprender las emociones, es un fruto de la combinación de la mecatrónica, la neurofisiología.
Creado en Toscana, el Centro de Investigación ‘Enrico Piaggio’ de la Universidad de Pisa, Abel tiene un aspecto gentil y una estética particular. Gustav Hoegen, creador de famosos androides en Hollywood, ha ayudado en la creación de Abel. Detrás de su piel sintética hay más de 22 motores que permiten codificar las expresiones en acción. “Tiene una estética muy gentil, muy particular, que despierta, incluso así, al verlo, así, emociones”, comentó Lorenzo Cominelli, del Centro de Investigación Piaggio Univers, Pisa.
Otro de los objetivos es estudiar los mecanismos de interacción social y las patologías que los alteran. Por eso los creadores de Abel han hecho que haya ritmo cardíaco, actividad respiratoria, sudoración de las manos, ondas cerebrales, y cambios de temperatura. Para poder a través de la máquina ayudar a las personas con autismo o Alzheimer a ser más expresivos y romper las barreras que impiden que interactúen.
Por: RAI.
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