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El suelo brasileño: ¿Salvador del clima o bomba de CO2?

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Río de Janeiro, Brasil.

Brasil almacena en su suelo, carbono organico, especialmente en la Amazonía, el equivalente a 70 años de emisiones de dióxido de carbono (CO2) en el país, algo que puede ser muy positivo para el gigante suramericano o convertirse en su peor amenaza, según un estudio inédito divulgado este martes.

La cantidad de carbono orgánico del suelo (COS) que almacena el país en áreas con cobertura vegetal nativa estable puede ser liberada en la atmósfera y convertirse en gases de efecto invernadero si aumentan la deforestación o las prácticas inadecuadas del uso de la tierra.

Esa es una de las principales conclusiones del estudio adelantado por Mapbiomas, iniciativa que agrupa ONGs, universidades y empresas de tecnología, que analiza el uso del suelo con la ayuda de imágenes de satélite.

El estudio, que analizó la dinámica de almacenamiento de COS en áreas con diferentes coberturas y usos del suelo en Brasil entre 1985 y 2021, concluyó que «es necesario preservar la vegetación nativa de los biomas brasileños» para ayudar a frenar la emisión de gases como el metano o el CO2.

Según Mapbiomas, en 2021 existían más de 37 gigatoneladas (Gt) de carbono orgánico del suelo (COS) depositadas en Brasil, de las cuales dos tercios (63 %) estaban almacenados bajo «cobertura nativa estable» y sólo 3,7 Gt en áreas de uso antrópico.

La cantidad de carbono almacenado en el suelo cubierto por bosques se redujo de 26,8 Gt en 1985 a 23,6 Gt en 2021, una pérdida de 3,2 Gt, que equivale a casi seis años de emisiones de gases de efecto invernadero.

«Cuando es liberado en la atmósfera, el carbono es un gas de efecto invernadero y uno de los principales contribuyentes del calentamiento global, pero cuando está en el suelo, en su forma orgánica, es el principal responsable de la fertilidad de la tierra, de su capacidad de almacenamiento de agua y de su capacidad para generar vida», explicó a EFE la profesora Taciara Zborowski Horst, una de las coordinadoras del estudio.

La emisión neta de gases de efecto invernadero en Brasil fue de 1,76 Gt de CO2 equivalente en 2021.

Ese mismo año el COS depositado en el suelo brasileño era de 37,5 Gt, es decir, al menos 70 veces lo que se emitió en un solo año.

«Brasil es el quinto emisor más grande del mundo y la mayor parte (de los gases contaminantes lanzados a la atmósfera) proviene de los cambios en el uso y la cobertura del suelo», señaló la experta.

Si el suelo que almacena el carbono orgánico está en estado de degradación va a liberarlo a la atmósfera en forma de dióxido de carbono y metano, acelerando la crisis climática.

Para la experta, por lo mismo, el suelo puede ser tanto una amenaza como una solución a la crisis climática.»Si se siguen adoptando cambios en el uso del suelo y prácticas inadecuadas de manejo de la tierra, como remoción del suelo, incendios, etc., millones de toneladas de carbono podrían abandonar el suelo y terminar en la atmósfera», señaló.

Por otro lado, prácticas conservacionistas -como la reforestación, la agricultura sostenible, el manejo adecuado de desechos- pueden revertir el escenario, eliminando el dióxido de carbono atmosférico para almacenarlo en forma de carbono orgánico del suelo.

De acuerdo con el mapa global de secuestro de carbono del suelo elaborado por la FAO, Brasil es el país con mayor potencial para el secuestro de COS en un escenario de adopción de prácticas de conservación para el uso de la tierra.

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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