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La industria audiovisual: con impacto económico, pero poca visualización

Published 11 meses ago Equipo Editorial NCC11 meses ago • Bookmarks: 28

Fotografía por Bernardo Arreola/NCC Iberoamérica

Guadalajara, Jalisco.

Existen grandes vacíos dentro de la industria cinematográfica, por lo que es difícil calcular su tamaño, entender su comportamiento y por ende su potencial para saber qué podemos hacer para ayudarla.

Ante esta situación y para buscar respuestas, es que se llevó a cabo durante el Festival Internacional de Cine de Guadalajara en su edición 38 (FICG), un panel sobre “El efecto multiplicador de la industria audiovisual. Impacto económico de la producción de cine y series en México”.

Al panel fueron invitadas María Novaro, directora del Instituto Méxicano de Cinematografía (IMCINE), Alejandra Luzardo, especialista líder en Innovación y Creatividad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Angélica Lares, directora del Centro de Animación Internacional “Taller del Chucho”, quienes abrieron la charla cuestionando la importancia de tener mediciones en el ambito cinematográfico.

“No se podrían crear convocatorias, no se podría generar el presupuesto con hacienda si no tuviéramos los indicadores que respaldan todo lo que hacemos”, comentó María Novaro al inicio de la charla como preámbulo para explicar que dichos datos son fundamentales para generar políticas públicas que permitan operar a la industria.

Y es que, para tener más contexto, las pocas investigaciones sobre la industria cinematográfica arrojaron que tan solo en 2021, esta empleó a 31 mil 600 trabajadores. Acción que generó un ingreso total de 61 mil 690 millones de pesos; un dato que establece que el trabajo de miles de personas de la industria audiovisual impacta directamente en la economía de su país.

Entre los datos importantes que destacaron, resalta que en México por cada 200 millones de pesos invertidos en la industria audiovisual, se generan 127 millones de pesos adicionales, a su vez que la creación de películas en dicho país sumó 14 mil 769 millones de pesos y se prevé un crecimiento aproximado de entre 6 y 7 por ciento anual hasta 2025.

Todos estos datos por si solos son alentadores, ¿pero cuál es el trasfondo?

Angélica Lares explicó que “en México se está viviendo un momento muy interesante, ya que se cuenta con nuevos talentos y voces que tienen mucho que decir, pero se necesita prepararlos para que estén en los niveles que se requiere”. Además, resaltó la importancia de acercarse a la industria privada y aprovechar los incentivos que se comienzan a dar.

“Solamente capacitar a los jóvenes no es suficiente, es necesario incentivarles y atraerles para que aprendan las herramientas técnicas del sector audiovisual, de manera que puedan contar lo que pasa en sus comunidades», agregó Alejandra Luzardo.

Por su parte, María comentó que el cine está fuerte pero uno de sus mayores problemas es la poca visualización que tiene, y ante esto, aseveró que existe una tarea gigante por hacer.

Las expertas comentaron que en 2015 hubo un cambio de paradigma que generó un aumento en la producción de cine en América Latina. A partir de ello, México ha poseído el récord de mayor producción cinematográfica por dos años consecutivos.

“259 largometrajes producidos en un año, sitúan a México como uno de los países con más producción cinematográfica, pero es importante preguntarnos qué tanto se están viendo estás producciones”, cuestionó María.

El panel concluyó con una invitación a seguir incentivando a la industria y a los particulares para que se interesen en la investigación, con el objetivo de poder generar datos que permitan establecer proyecciones y determinar el impacto que tiene el cine en los diferentes ámbitos.

Al cierre de la charla se instó a apostar por semilleros de conocimiento como lo es el Taller del Chucho, que buscan capacitar a las nuevas generaciones para que estén preparadas y ofrezcan nuevas historias, sin olvidar trabajar en equipo y tener un enfoque de diversidad en todos los contenidos que se elaboran para trabajar en nuevas políticas públicas que beneficien a la industria.

Por : Bernardo Arreola/NCC Iberoamérica