Estados Unidos.

En una experiencia única, se abrió una ventana a uno de los espacios más restringidos y fascinantes de la NASA: la sala limpia del Centro de Vuelos Espaciales Goddard. Este lugar, reconocido como la sala limpia más grande del mundo, ha sido cuna de emblemáticas misiones como el Telescopio Espacial Hubble y el James Webb. Ahora alberga a la próxima joya de la exploración espacial: el telescopio Nancy Grace Roman.

Antes de ingresar a este entorno altamente controlado, los visitantes deben pasar por un riguroso proceso de descontaminación. Desde la limpieza de calzado hasta la cobertura total del cuerpo con trajes especiales, el objetivo es eliminar cualquier partícula que pueda comprometer los delicados instrumentos en desarrollo. Incluso se atraviesa una «ducha de aire» a alta velocidad para remover polvo, cabello y células de la piel.

Dentro de la sala, uno de los protagonistas es el telescopio Nancy Grace Roman, considerado la próxima “nave insignia” de la NASA. Este observatorio espacial será clave en el estudio del universo en luz infrarroja, ofreciendo un campo de visión 100 veces más amplio que el del Hubble y equipado con tecnología de punta, como una cámara de 300 megapíxeles. Su misión: desentrañar los misterios de la energía oscura y detectar exoplanetas —mundos más allá de nuestro sistema solar— mediante instrumentos como el coronógrafo.

El espejo primario del telescopio, de 2,4 metros de diámetro, comparte tamaño con el del Hubble, pero incorpora materiales más livianos y tecnologías modernas. La luz del universo será captada por este espejo, redirigida a través de ópticas avanzadas y procesada por los dos principales instrumentos del telescopio.

Debajo de los sistemas ópticos, la plataforma de la nave alberga la electrónica, las computadoras y los mecanismos de propulsión que permitirán que el telescopio opere desde el punto de Lagrange 2, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. Esta ubicación, cuatro veces más lejana que la distancia entre la Tierra y la Luna, ofrece condiciones ideales para la observación del cosmos.

Un detalle que no pasa desapercibido para los ingenieros es la pared cubierta de filtros HEPA de alta eficiencia, fundamentales para mantener la pureza del aire en la sala. Estos filtros, que se reemplazan cada 50 años, impiden el ingreso de partículas microscópicas que podrían dañar los instrumentos.

Esta visita al corazón del Goddard Space Flight Center ofrece una mirada íntima al lugar donde se construye el futuro de la ciencia espacial. Para conocer más sobre las misiones activas y los próximos descubrimientos, la NASA invita al público a visitar www.ciencia.nasa.gov.