Brasil.
Río de Janeiro busca más alternativas para los millones de visitantes y extranjeros que los visitan al año. Por ello, el turismo ecológico ha tomado fuerza con la preservación de una flora milenaria y las caminatas por senderos en medio del exuberante bosque tropical en los alrededores de la bahía de Guanabara.
Los senderos del Parque Natural de los Tres Picos que recorren el bosque de Mata Atlántica, ofrecen un atractivo muy diferente al de las célebres playas y monumentos de Río.
A pocos kilómetros también se encuentra la Reserva Ecológica de Guapiaçú, un lugar donde una antigua hacienda dedicada a la ganadería ha sido reforzada con más de 720 mil árboles para acoger en la actualidad un gran vivero con diversas especies nativas de flora y fauna.
Los manglares y las cascadas también son preservados dentro de la red de senderos de la bahía de Guanabara y que forman parte del camino de la Mata Atlántica, una senda gigantesca de 4 mil kilómetros que une Río Grande do Sul, en el sur de Brasil y Río de Janeiro.
La arteria de caminos pasa por montañas, bosques, territorios indígenas, playas e islas de cinco estados, uniendo un centenar de unidades de conservación ambiental que hoy en día se han convertido en un atractivo turístico para los miles de visitantes que arriban al gigante sudamericano.
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