España.

El mercado de la implantología mueve más de 200 millones de euros en España, con alrededor de un millón y medio de implantes vendidos. La mayor esperanza de vida de la población, entre otros indicadores, permite afirmar que el crecimiento y la relevancia de este sector en el futuro, es una realidad.

Ante estos datos, es necesario trabajar para obtener cada vez mejores resultados en los tratamientos de implantología pensando, tanto en las empresas fabricantes, como en los pacientes.

Personal investigador del grupo de polímeros y materiales avanzados de la Universidad Jaume I de Castelló, ha desarrollado un método in vitro para pronosticar la capacidad de inducir regeneración de tejidos blandos y óseos por parte de implantes en contacto con estos tejidos: implantes de cadera, rodilla, dentales o dispositivos transepiteliales.

La primera evidencia que se plantean, es que no existe una buena correlación entre los estudios realizados in vitro con los que posteriormente se hacen in vivo. Los resultados que se obtienen en el laboratorio, cuando se aplican a casos reales, no responden de la misma manera.

Esto significa horas y horas de trabajo perdidas, grandes inversiones, incertidumbre a la hora de seleccionar un prototipo y una gran lentitud en el desarrollo de nuevos productos sanitarios. ¿Cómo abordar este problema? Aquí entra en juego la proteómica. Nuestra sangre contiene multitud de proteínas, de forma que al poner un implante en el cuerpo, este va a entrar en contacto con ellas. Como resultado, estas proteínas se adhieren diferencialmente a su superficie formando una capa.

En función del tipo de implante y de sus propiedades, se genera una capa de proteínas distinta, y según la composición de esta capa, podemos encontrar diferentes respuestas biológicas. Por tanto, la adhesión de proteínas sobre el implante determina si la regeneración será exitosa o no.

El estudio sistemático de biomateriales con diferentes respuestas biológicas mediante proteómica, ha permitido identificar los biomarcadores claves que permiten predecir cómo se va a comportar un implante en nuestro cuerpo.

Con base en estos biomarcadores, se desarrolla una nueva técnica que permite determinar el potencial de un implante para regenerar diferentes tipos de tejidos de un modo más eficiente.

Así, por ejemplo, en un nuevo implante dental se intentaría determinar su capacidad de osteointegración y en el desarrollo de un pilar transepitelial, se intentará determinar la capacidad de sellado del tejido blando a su alrededor.

Todo este proyecto de investigación se puede aplicar, además de implantes dentales, a cualquier tipo de prótesis pudiendo resultar de gran utilidad a todos aquellos productores de materiales que tengan que estar en contacto con tejidos.

En definitiva, estamos ante un nuevo método más seguro, rápido y económico que supondrá una reducción de costes en empresas productoras de implantes, ya que esta innovación permite disminuir los riesgos en el paciente, reducir los tiempos de ensayo y ahorrar costes a la hora de sacar un nuevo producto al mercado.

Por: UJ1.