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Las falsas promesas de curación al COVID persistente

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Dietas milagrosas, duchazos de agua fría y otras supuestas curas o tratamientos llegan a medios informativos ante este problema de salud del que todavía se sabe muy poco.

Por: Aketzalli González / COVIDconCIENCIA / Red MPC. 

La pandemia parece ir atenuándose, pero las secuelas entre quienes padecieron infecciones severas o incluso asintomáticas por el virus SARS-CoV-2 se quedan.

Se trata de la COVID persistente o COVID largo, traducción directa del término adoptado en inglés “long COVID” para identificar a personas recuperadas de la enfermedad en cuyo organismo siguen presentándose efectos duraderos de la infección o con síntomas habituales semanas después de padecerla.

Y aparejadas a estas afecciones físicas -como ha ocurrido desde que se detectó la enfermedad en 2020- surgen los rumores, especulaciones o incluso afirmaciones sin sustento sobre “tratamientos” o “curas” para aliviarse, las cuales, también, se convierten en material noticioso.

Lecturas simplistas de esta consecuencia de padecer la enfermedad terminan en encabezados periodísticos como ¿Qué es el COVID largo y cómo se cura? Esto dice la UNAM”, Alivia long COVID con duchazo a cero, o “COVID persistente: qué comer para aliviar muchos síntomas”.

Esas notas pasan por alto la complejidad del COVID largo porque, si bien existen pruebas para detectar la infección inicial, se carece de un esquema o protocolo exacto de qué pasa después, cómo afecta al organismo o qué tan grave es y por cuánto tiempo afecta.

Frente a tal incertidumbre, ¿cómo podría haber una cura?

¿Qué es el tan mencionado long COVID?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la condición Covid largo se define como la “enfermedad que se produce en personas con antecedentes de infección probable o confirmada por el SARS-CoV-2; normalmente en los tres meses siguientes al inicio de la COVID-19, con síntomas y efectos que duran al menos dos meses. Los síntomas y efectos de la afección posterior a la COVID-19 no pueden explicarse por un diagnóstico alternativo”.

Entre los síntomas más comunes destacan: fatiga; falta de aliento o dificultad para respirar; problemas de memoria, concentración o sueño, tos persistente; dolor en el pecho. La OMS también afirma que sólo entre el 10% y el 20% de la población mundial experimenta secuelas a mediano y largo plazo después de recuperarse.

Además, “no solo aparece en personas que estuvieron hospitalizadas o graves, sino también en personas con cuadros asintomáticos o leves”, explicó la doctora en genética humana Talia Wegman-Ostrosky.

Una de las razones de que COVID largo aún sea tan poco conocido y estudiado es la dificultad para diagnosticarlo. La razón es que hay múltiples patrones de estas secuelas, es decir, los síntomas pueden variar en cada persona.

En un metaanálisis publicado en la revista Nature en agosto de 2021 se identificó un total de 55 efectos a largo plazo asociados a COVID-19. Wegman‑Ostrosky, coautora de la publicación, recalcó que la mayoría de los síntomas pueden ser similares a la sintomatología desarrollada durante la fase aguda del padecimiento.

Una revisión de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, publicada en noviembre del 2021, reporta más de 201 síntomas.

Otro estudio de la Universidad Leicester, de 2020 y ubicado su portal web llamado “Phosp-Covid”, indica que no existe evidencia científica para concluir cuáles son las necesidades médicas, psicológicas y de rehabilitación para que este grupo de pacientes puedan recuperarse lo mejor posible.

“Hay que recordar que COVID-19 es una enfermedad multisistémica y por lo tanto el COVID largo también”, señala Wegman‑Ostrosky. De ahí que “utilizar tratamientos no avalados y sin ninguna guía terapéutica puede generar más complicaciones”.

Y, sin embargo, esta información se difunde de forma indiscriminada entre medios periodísticas y usuarios de medios sociodigitales:

  1. Baños fríos, pero muy fríos

Alivia long Covid duchazo a cero” es una de las fuentes de este tipo de información imprecisa o engañosa. La propuesta implica recurrir a la crioterapia, una técnica utilizada en fisioterapia para atender lesiones musculoesqueléticas que utiliza el frío como agente terapéutico utilizado generalmente de forma local, en la zona afectada.

En 2021 un grupo de investigación publicó en la Revista Europea de Fisiología Aplicada analizó la evidencia de efectividad de la crioterapia como intervención física en el tratamiento de lesiones en los músculos; el resultado fue que los efectos sobre la recuperación funcional y otras medidas de lesión o daño muscular son variados.

Pero para COVID persistente existe poca evidencia científica sobre sus beneficios.

De hecho, investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, manifestaron su preocupación por el uso de esta técnica en una carta titulada “Peligros sustanciales de la crioterapia en la era COVID-19”, y publicada en 2021 en la revista Terapia Dermatológica.

El 16 de marzo pasado, los autores de un estudio sobre esa técnica terapéutica se retractaron de la información publicada en la Revista de Medicina Integral y Complementaria.

En el resumen de la publicación se explica que después de una revisión entre pares se determinó realizar un replanteamiento sobre la metodología y algunas cuestiones éticas del estudio.

Otra publicación de enero de este año en la Revista de Medicina de Rehabilitación, reportó el caso de un paciente de 76 años, que estuvo hospitalizado por COVID-19, el cual fue sometido a una dieta estricta (detalles más adelante) y crioterapia de cuerpo entero por un minuto al día.

Los síntomas del paciente se redujeron, pero los investigadores reconocen la falta de elementos suficientes para asegurar qué papel cumplió la crioterapia. Además, el mismo estudio señala la ausencia de suficiente bibliografía específica sobre el tema.

Al respecto, Wegman-Ostrosky consideró que, si bien estos baños fríos pueden ser recomendaciones basadas en evidencia anecdótica, carecen de pruebas científicas que avalen su uso.

“Esto se debe hacer con mucho cuidado porque no solo se trata de meterse en el agua fría; hay que tener mucho cuidado en utilizarlo. Cuando hay tratamientos no avalados y sin ninguna guía terapéutica, pueden entrar más complicaciones”, indicó.

  • Dietas, la clásica recomendación de “comer sano”

Como sucede ante diversos problemas de salud, una recomendación clásica y básica está relacionada con los alimentos:

Covid persistente: qué comer para aliviar muchos síntomas”, es una publicación hecha en el blog Cuídate Plus para recomendar la llamada dieta mediterránea o el consumo de vitaminas como la D, omega 3, entre otros elementos. La sugerencia plantea lo mismo que nutricionistas recomiendan como dieta saludable en general.

Es cierto que existen estudios para respaldar el beneficio de una dieta sana ante eventuales infecciones. Ejemplo de ello es el realizado en 2021 en la Universidad de Sonora con 42 estudiantes para fortalecer su sistema inmunitario ante COVID-19.

Un meta análisis publicado en la revista Archivos Latinoamericanos de Nutrición (ALAN) del 2019, expone recomendaciones basadas en evidencia científica derivada de revisiones sistemáticas sobre nutrición y prevención de infecciones respiratorias causadas por los virus SARS-CoV, MERS-CoV o influenza.

Las autoras del estudio concluyeron que es importante tener una ingesta adecuada de micronutrientes y otros compuestos bioactivos para un rendimiento inmunológico óptimo.

Respecto a la suplementación de vitaminas existe evidencia moderada que respalda su uso. Además, tampoco hay evidencia científica que apoye el consumo de alimentos alcalinos para prevenir infecciones.

En síntesis: hasta ahora, no hay evidencia de que un tipo de alimentación específica sea un remedio para sanar alguna enfermedad, y mucho menos la compleja diversidad de padecimientos causados por COVID persistente.

  • ¿Entonces no hay cura?

En mayo de 2021, un Comité Científico multe e interdisciplinar -que agrupa 48 sociedades científicas, asociaciones científico-médicas y de pacientes- elaboró una  Guía Clínica para la Atención al paciente COVID persistente / Long COVID.

El objetivo es ofrecer una respuesta sanitaria adecuada a las necesidades en materia de salud de un grupo poblacional que crece de forma paralela al aumento de los contagiados por el SARS-CoV-2.

La guía expone algunas recomendaciones para identificar el abanico de síntomas, pero advierte la necesidad de realizar siempre un diagnóstico previo y diferencial de COVID persistente respecto de patologías previas o daño orgánico provocado por la infección por SARS-Cov-2, con apoyo del Médico de Familia e interconsultas con fisioterapia.

“Dependiendo de la sintomatología del paciente, el fisioterapeuta podrá realizar la valoración más adecuada para plantearse su intervención, pues a partir de la evaluación previa, se ajustará a las necesidades de cada paciente de manera individualizada”, señala el documento.

Además, ese protocolo existe la encuesta COVID-19 de Yorkshire Rehab Screen (C19-YRS), una herramienta de detección telefónica para que el médico de rehabilitación detecte déficits multiorgánicos y alteraciones del funcionamiento en pacientes con persistencia de síntomas y la utilice como una guía de intervención para brindar el apoyo necesario en la comunidad.

“Es importante recalcar que muchos grupos de personas con estos síntomas se han juntado como colectivos y esto les ha ayudado a sentir que no están solos, hacer presión social, defender sus derechos y en muchos casos a referirse a médicos que sí sepan tratarlas. El peligro de estos grupos es que se recomiendan unos tratamientos que a unos les funcionan y a otros no”, advierte Wegman-Ostrosky.

La evidencia hasta ahora demuestra que se necesita más información para conocer el curso natural de la infección y definir el síndrome de COVID-19 de larga duración de manera individual.

La recuperación del COVID largo parece estar más allá de lo que aún conocemos, por eso es necesario comprender mejor los mecanismos subyacentes que originan este padecimiento para poder definir pautas clínicas de prevención, diagnóstico, seguimiento y rehabilitación. Sin eso, las “curas” solo son falsas promesas.

Fuentes
  1. https://www.who.int/es/news-room/questions-and-answers/item/coronavirus-disease-(covid-19)-post-covid-19-condition
  2. https://cdn.pediatriaintegral.es/wp-content/uploads/2021/xxv08/12/n8-445e1-11_Int-Esp_COVID.pdf
  3. https://www.nature.com/articles/s41598-021-95565-8.pdf
  4. https://www.elfinanciero.com.mx/salud/2022/01/31/que-es-el-covid-largo-y-como-se-cura-esto-dice-la-unam/
  5. https://mgyf.org/descripcion-de-201-sintomas-de-afectacion-multiorganica-producida-en-pacientes-afectados-por-covid-19-persistente/
  6. https://cuidateplus.marca.com/alimentacion/nutricion/2021/07/17/covid-persistente-comer-aliviar-sintomas-178911.html
  7. https://www.phosp.org/about/
  8. https://vbn.aau.dk/ws/portalfiles/portal/391119406/Searle_et_al_2020_Accepted_manuscript.pdf
  9. https://www.liebertpub.com/doi/full/10.1089/jicm.2021.0254
  10. https://medicaljournalssweden.se/jrm-cc/article/view/1478/1962
  11. https://www.semg.es/index.php/consensos-guias-y-protocolos/363-guia-clinica-para-la-atencion-al-paciente-long-covid-covid-persistente
  12. https://alatorax.org/es/publicaciones/respirar/37/sindrome-inflamatorio-multisistemico-del-adulto-post-covid-19-sim-a-reporte-de-un-caso
Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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