Kenia.

Esquivar motos o sortear agujeros es la situación del día a día para los ciegos en Nairobi. Marvins Ouma camina por las calles intentando esquivar las grietas que se abren a su paso mientras sus amigos, Wangara Muiru y Festus, también con discapacidad visual, aunque parcial, le agarran de los hombros para evitar que meta el pie en un agujero.

Tanto ellos como miles de personas con una discapacidad visual en la capital de Kenia, conviven con el boom de edificación que deja muchas calles sin zonas peatonales y con escasas políticas públicas de regulación.

Marvins Ouma cuenta cómo vive esta situación: “Las calles no son del todo accesibles, hay interferencias de ruido y de vehículos. Andas 50 metros y cruzamos la carretera sin ser consciente de ello, podrían matarte”.

En esta línea, el presidente de la Unión de Ciegos de Kenia (KUB), Jackson Agufana, destacó que los mapas no están diseñados para personas ciegas, que hay espacios públicos que no son accesibles para ellos y que no tienen ni ascensores ni rampas, incluido los gubernamentales.

“Queda mucho camino por recorrer y eso es peligroso para las personas con discapacidad visual. No pueden caminar libremente, pueden ser atropellados y si no es una moto, será una bicicleta, si no una bicicleta, una carretilla. Serán atropellados”, dijo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la visión como el más dominante de nuestros sentidos, según sus estimaciones, hay al menos 2 mil 200 millones de personas con deterioro de la vista en el mundo, de los cuales mil millones podrían haber evitado ese problema o todavía no se ha tratado.

En cuanto a las diferencias regionales, señaló la OMS, la prevalencia de una discapacidad visual es cuatro veces mayor en las regiones de ingreso bajo y mediano que en las de ingreso alto.