Escocia.
Escocia investiga la obtención de hidrógeno a partir de residuos orgánicos en su apuesta por el abandono de los combustibles fósiles. Una fuente de energía que se considera capital en una transición energética en la que la región británica, por su orografía y recursos naturales, tendrá un papel central.
Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), más del 70 % de las emisiones de gases efecto invernadero por la actividad humana son dióxido de carbono (C02), por lo que el hidrógeno se ve como un actor sustancial en la descarbonización para 2050.
El Gobierno escocés apuesta por el hidrógeno en su paulatino abandono de los combustibles fósiles, de importancia en su economía generar, según datos oficiales, 14 mil millones de euros de su PIB en 2021 y cerca de 90 mil empleos en la región.
Las metas escocesas son generar 5 gigavatios (GW) de hidrógeno renovable o bajo en carbono en 2030, y unos ambiciosos 25 GW con más de 300.000 empleos para 2045. La orografía hace a Escocia única para ello. Además, gracias también a la energía eólica y mareomotriz, según proyecciones gubernamentales, se posicionaría como exportadora a Europa, pudiendo generar hasta 28.300 millones de euros al año al año en 2045.