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Apicultores colombianos cuidan a sus abejas de efectos del cambio climático

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Zaragoza, Colombia.

En el Bajo Cauca colombiano, un territorio golpeado por la violencia donde la apicultura se convirtió en una alternativa de restauración social, económica y ecológica, más de 200 productores de miel aprendieron a cuidar sus abejas de los efectos del cambio climático con métodos artesanales e ingeniosos.

Entre esos innovadores está Abel Viloria Ríos, un minero de 62 años, al que le despertó en 2020 la curiosidad por esta actividad cuando le regalaron un par de colmenas, recibió la asesoría adecuada y terminó construyendo con sus propias manos el apiario Margarita en Zaragoza, municipio del departamento de Antioquia (noroeste).

Cuenta que antes tenía miedo a las abejas porque «cuando uno no entiende su sistema piensa que son agresivas, que son bravas», pero se convirtieron en sus mejores maestras y en la oportunidad para empezar a desligarse de la minería después de 40 años.

Hoy tiene bajo su cuidado 50 colmenas, sigue recolectando sus abejas, «aprendiendo de ellas» y reproduciendo reinas, por lo que anticipa que va a «montar otro apiario», ahora que conoce los secretos de la actividad, con el acompañamiento de la alianza Avancemos Bajo Cauca, que lo llevó también a prepararse para mitigar los efectos del cambio climático.

Avancemos Bajo Cauca, una alianza conformada por la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID), la Corporación Interactuar, Comfama, Mineros S.A. y Fundación Mineros, llegó en 2019 a esta región colombiana para impulsar su crecimiento económico a través del fortalecimiento empresarial, agrícola y no agrícola.

Tortas proteicas en invierno

Los 208 apicultores que participan en esta iniciativa han creado métodos empíricos para cuidar sus abejas, tanto en los tiempos de sequía como en los tiempos de invierno, entre ellos alimentación artificial, levantamiento de colmenas y reforestación, entre otros.

En el caso de Abel, usa una «torta proteica» para suplementarlas, para que «las crías tengan como vitaminas para que nazcan fuertes».

Esa manera de proteger a sus abejas la aprendió del profesional apícola Ismael Flórez luego de vivir el año pasado un fuerte invierno que obligó a utilizar diversas alternativas para proteger a la población de su apiario.

De acuerdo con el técnico de la alianza, el aumento en las temperaturas y la alteración de los patrones de lluvia afectan la floración de las plantas y la disponibilidad de alimentos para las abejas, por lo que disminuye su capacidad de polinización y la producción de miel.

«Implementamos varios métodos como poner plástico para la calefacción de las colmenas. También les damos un jarabe de azúcar porque como hay un invierno prolongado, la abeja no sale a pecorear (recolectar néctar) porque no hay flores», explica Flórez, mientras manipula una colmena en una finca educativa de Mineros S.A., ubicada en Zaragoza.

Agrega, además, que para evitar una reducción en la población, hay que alimentarlas, así que pone en los panales una torta hecha a base de polen, harina de trigo y harina de soya, «un suplemento para que ellas no se desgasten tanto».

Ese tipo de estrategia de adaptación al cambio climático le ha permitido a Abel y a sus colegas en Caucasia, Tarazá, Cáceres, El Bagre y Nechí, los otros municipios donde opera Avancemos Bajo Cauca, fortalecer los apiarios y, en su caso, llegar a una producción de miel por temporada de unos «22 cuñetes (baldes)», cada uno de casi 30 kilos.

Fortalecer la cadena apícola

Como la apicultura y la mitigación del cambio climático están «estrechamente relacionadas», la alianza se interesó en estimular entre sus beneficiados buenas prácticas ambientales, incluso procesos de reforestación.

La líder administrativa de Avancemos Bajo Cauca, Jeannie Sepúlveda Restrepo, dijo  que la apicultura aporta «muchísimos beneficios desde la parte ambiental», de ahí el interés por trabajar esta actividad en la región, que también ha servido para presentar una alternativa diferente a la población con conocimiento responsable.

«El objetivo nuestro es realizar un fortalecimiento a la cadena apícola en el territorio y, para hacerlo, trabajamos con pequeños productores, muchos de ellos han realizado una migración o una diversificación de actividades», apuntó.

Por: Jeimmy Paola Sierra

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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