Oslo, Noruega
Una escultura en bronce de Freya, una morsa que se hizo famosa el verano pasado por haber jugueteado en el fiordo de Oslo hasta que se decidió que había que matarla, fue presentada este sábado en la capital noruega.
La obra, de tamaño natural, representa a la joven hembra de 600 kilogramos, tumbada de lado. Fue instalada en la Marina Kongen, no muy lejos del lugar donde Freya atrajo a grandes multitudes mientras cazaba patos y cisnes o tomaba sol en barcos que se hundían bajo su peso.
Las autoridades decidieron sacrificar al animal en agosto, afirmando temer que sintiera estrés y que constituyera una amenaza para el público que no se mantenía a distancia a pesar de las advertencias.
La decisión provocó un movimiento de ira entre la población y una campaña en internet permitió recaudar más de 25.000 dólares para esculpir una estatua que la representase, afirmó Erik Holm, su organizador.
La morsa, cuya edad se estimaba en unos cinco años, había sido vista en el Reino Unido, los Países Bajos, Dinamarca y Suecia antes de optar por pasar parte del verano boreal en Noruega.
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