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El descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN tiene tras de sí una de las historias en las que una mujer es relegada de su importancia. Nuevos documentos redimensionan el papel de Rosalind Franklin y la transforman de víctima de un robo a persona clave en esa investigación.
Hoy hace 70 años que Nature publicó el artículo firmado por James Watson y Francis Crick sobre la doble hélice y ha sido el día elegido por la revista para publicar un artículo con nuevos documentos que prueban el auténtico papel activo de la química y cristalógrafa británica.
El caso de Franklin es uno de los más conocidos sobre cómo una mujer brillante es relegada por sus colegas hombres, de hecho, Watson y Crick ganaron el Premio Nobel de Medicina de 1962 junto a Maurice Wilkins, pero ella quedó fuera. Aunque con los años su figura fue recuperada, ahora parece que su contribución no fue nunca bien explicada.
El artículo que publica Nature está firmado por Matthew Coob de la Universidad de Manchester (Reino Unido) y Nathaniel Comfort de la Universidad de Maryland (EE.UU.).
“Rosalind Franklin no fue una víctima en el descubrimiento de la estructura del ADN. Una carta que pasó desapercibida y un artículo de prensa inédito, ambos de 1953, demuestran que contribuyó en pie de igualdad”, escriben los autores del comentario.
La historia reciente ha presentado a Franklin (1920–1958) como víctima de un robo por parte de Watson y Crick de su trabajo, en concreto de la llamada Fotografía 51, tomada por la química y que se considera la “piedra filosofal de la biología molecular”.
La leyenda cuenta que Wilkins, con quien trabajaba Franklin, compitiendo con Crick y Watson, le enseñó a este último, sin el consentimiento de la química, una imagen de rayos X del ADN tomada por ella poco antes.
Esa fotografía «se ha convertido en el emblema tanto de los logros de Franklin como de su maltrato», aseguran los firmantes del artículo
Franklin, que murió de cáncer de ovario a los 37 años, “es retratada como una científica brillante, pero incapaz de descifrar lo que sus propios datos le decían sobre el ADN. Supuestamente, se sentó con la imagen durante meses sin darse cuenta de su significado, mientras que Watson lo entendió de un vistazo”.
Los nuevos documentos son el borrador de un artículo de prensa, hasta ahora no estudiado, escrito por la periodista Joan Bruce en consulta con Franklin y destinado a ser publicado en la revista Time, así como una carta de uno de los colegas de la científica a Crick que “había pasado desapercibida”.
Ambos documentos fueron encontrados por los autores en el archivo de Franklin en el Churchill College de Cambridge (Reino Unido).
Estos textos, según Cobb y Comfort, indica que Franklin sí entendió la estructura del ADN y que fue “un miembro en igualdad de condiciones del cuarteto que resolvió la doble hélice».
Junto con Maurice Wilkins, fue «la mitad del equipo que articuló la cuestión científica, dio los primeros pasos importantes hacia una solución, proporcionó datos cruciales y verificó el resultado», señala el artículo.
Para Cobb y Comfort es crucial conocer bien la historia de Franklin. «Se enfrentó no solo al sexismo rutinario de la época, sino también a formas más sutiles incrustadas en la ciencia, algunas de las cuales siguen presentes hoy en día».