Ginebra.
El cambio climático, que en Asia causó en 2022 olas de calor sin precedentes en China o graves inundaciones en India y Pakistán, tuvo una importante influencia en la inseguridad alimentaria global, que afecta a una cuarta parte de la población mundial. Así lo advirtió este viernes, la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
En su nuevo informe anual sobre el estado del clima, presentado en la víspera del Día de la Tierra, la OMM concluyó que las olas de calor en la estación previa al monzón causaron una reducción en las cosechas de India y Pakistán, lo que unido a la guerra de Ucrania agravó la crisis de suministro alimentario en numerosos países.
«Combinado con la prohibición o limitación de las exportaciones de trigo y arroz en la India tras el inicio de la guerra en Ucrania, amenazó la disponibilidad de cereales en los mercados internacionales, con graves riesgos para países ya afectados por escasez de estos alimentos básicos», analizó la OMM.
La agencia de la ONU recordó que 2.300 millones de personas sufren inseguridad alimentaria en el planeta, entre ellos 767 millones con malnutrición, según cifras de 2021, y más de la mitad de ellos se encuentran en Asia y África.
Mal tiempo en el continente asiático
En el continente asiático, 2022 estuvo marcado por lluvias récord que provocaron unas inundaciones sin precedentes en Pakistán, con 1.700 muertos, 33 millones de afectados y 8 millones de desplazados.
China sufrió al mismo tiempo su ola de calor más intensa y duradera desde que se tiene registro, entre mediados de junio y finales de agosto, dando lugar al verano más cálido y el segundo más seco en el gigante asiático, recordó el informe de la OMM.
Hasta 336 localizaciones en ese país registraron temperaturas récord el pasado año, con niveles de calor especialmente altos en la cuenca del Yangtsé, la zona más poblada del país.
Efectos de la sequía en el Cuerno de África
La OMM también recordó que en el Cuerno de África la sequía se prolonga desde 2020, lo que ya arruinó cinco estaciones de cosechas consecutivas y provocó graves niveles de inseguridad alimentaria a unos 23 millones de personas en Etiopía, Kenia y Somalia.
Sólo en Somalia, el hambre y la sequía han producido 1,2 millones de desplazados internos y 60.000 refugiados en las vecinas Etiopía y Kenia, mientras que en el país etíope los desplazados internos por las mismas razones ascendieron a 512.000, recordó la OMM.
En el Sahel, en cambio, las inundaciones causaron el pasado año al menos 603 muertes en Nigeria (donde las pérdidas económicas asociadas a estas catástrofes se cifraron en 4.200 millones de dólares), 159 en Níger, y 250.000 desplazados en la capital chadiana de Yamena.
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