Brasil.
Favelas en Río de Janeiro, Brasil, en estos barrios crecieron muchas de las estrellas de fútbol del país, pero el deporte ya no es la única salida. Woldgrand tiene 28 años y vive en la Rocinha, la favela más grande de Río de Janeiro, con más de 70.000 habitantes.
Como muchos otros jóvenes brasileños, cuando era tan solo un niño, soñaba con ser futbolista, ganar dinero y viajar a Europa. Pero cuando tenía 13 años realizó un curso de informática que ofrecía una ONG en el barrio. Ahora él colabora con otra ONG, Plataforma Tech y es programador profesional, licenciado en Matemáticas.
Ahora gana más de 1.500 dólares por mes. “No sé si puedo describirlo bien, pero la tecnología te da la capacidad de hacer muchas cosas. Te vuelves más autosuficiente, independiente. Mi vida ya es otra y recién estoy empezando. Y ahora ya difícilmente voy a ser juzgado por mi color de piel o porque vine de una favela”, dijo Woldgrand López, programador.
Como el fútbol, la tecnología también ha permitido a jóvenes como Woldgrand romper las barreras del racismo y los prejuicios sociales. Según un reciente estudio, jóvenes latinoamericanos de entre 15 y 35 años utilizan las redes sociales durante más de siete horas al día y más de medio millón de brasileños trabajan directa o indirectamente como influencers, lo que les ha permitido ganar hasta 2.000 euros por mes.
Bárbara es una de ellas. Es profesora de inglés y hace siete años se trasladó del interior del estado de Sao Paulo a la capital. Ahora trabaja online a través de las redes sociales y tiene más de medio millón de seguidores. Ha conseguido cumplir su sueño, vivir en una de las zonas más caras de la ciudad.
“Mi vida cambió totalmente porque yo vivía en un lugar muy simple cuando hacía clases particulares y cuando comencé a alcanzar seguidores con mi trabajo en internet conseguí mejorar y cambiar para un barrio más seguro y mejor”, contó Barbara Moreira, profesora de inglés e influencer.
El Congreso brasileño tramita la creación de leyes para regular el trabajo de los influencers. Pero según el economista Paulo Feldman, igual que en el fútbol, son muy pocos los influencers que realmente logran vivir de ello.
“Brasil tiene millones de jugadores de fútbol, pero a muy pocos se les da bien. La gran mayoría no consigue participar en la serie A, B o C y ganan un salario muy bajo. La profesión del influencer, es exactamente lo mismo. El joven lo intenta, pero la gran mayoría no consigue tener una renta para vivir de eso y desiste”, destacó Paulo Feldman, profesor de la Universidad de São Paulo.
En un país donde las diferencias socioeconómicas y el racismo han aumentado. El fútbol siempre ha sido una salida, pero ahora los jóvenes también escogen las nuevas tecnologías para construir su futuro y luchar también contra el racismo y la discriminación social.
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