Guadalajara, México.

 

Urólogos y oncólogos de América Latina han comenzado a realizar diagnóstico de cáncer de próstata mediante la identificación de biomarcadores que permiten crear tratamientos médicos personalizados y a la medida de cada paciente.

El médico Miguel Ángel Jiménez Ríos, cirujano especialista en urología en México, dijo que esas pruebas a nivel molecular están en etapa de experimentación en esta área médica, pero han ayudado a identificar mejores tratamientos oncológicos.

«Ya hay identificación de alteraciones de manera, casi estandarizada, que podría ayudarnos a establecer los tratamientos que los oncólogos médicos hacen para el control de la enfermedad de acuerdo a la expresión de las alteraciones moleculares de cada paciente», dijo en una entrevista tras su participación en el congreso UROSummit 360 que concluye este sábado en la ciudad mexicana de Guadalajara.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el de próstata es el tipo de cáncer diagnosticado con mayor frecuencia en la población masculina en el continente americano con el 21,7 % de los casos, seguido del cáncer de pulmón, con el 9,5 % de los casos y colorrectal, con un 8 %.

Jiménez Ríos, también jefe del Departamento de Urología Oncológica, del Instituto Nacional de Cancerología, en la ciudad de México, explicó que este tipo de pruebas detectan biomarcadores o pruebas de alteraciones genéticas tanto en sangre y orina como en el tejido del tumor y la metástasis que generó.

Acercar la tecnología médica

El médico Juan Pablo Sade, oncólogo clínico basado en Buenos Aires, Argentina, detalló que la detección de estos biomarcadores específicos permite que el tratamiento pueda ser personalizado de acuerdo a las características del paciente, una tecnología que hasta hace poco es posible aplicar en el cáncer de próstata.

«No teníamos estas pruebas, ni el cáncer avanzado y tampoco en el cáncer localizado, sino hasta hace pocos años, como sí sucedía en el cáncer de mama y pulmón, y ahora esta realidad también está llegando al cáncer de próstata», indicó.

Aunque de manera incipiente, el avance científico está llegando a los hospitales de América Latina, por ejemplo, el Instituto Nacional de Cancerología de México tiene acceso a un sistema de detección con un programa que detecta 120 biomarcadores, una cifra limitada frente a los sistemas que detectan 300 o más alteraciones que son utilizados en centros médicos de otros continentes.

El cirujano urólogo del Hospital del Seguro Social de la ciudad de Panamá, Alejandro Manduley, señaló que una de las ventajas de estas pruebas es que permite no solo una atención individualizada sino también conocer más de cerca los perfiles moleculares de cada sector de la población y generar políticas públicas en salud que hagan accesible sus beneficios a todas las personas.

De enfermedad mortal a crónica

La tecnología en cáncer de próstata ha permitido aumentar la expectativa promedio de sobrevida para los pacientes hasta casi cuatro años en tan solo 20 años de investigación médica e innovación en los tratamientos, coincidieron los especialistas entrevistados.

«En la etapa más avanzada de cáncer de próstata, que es la que ocasiona la muerte, el promedio de vida pasó de 18 meses, en el año 2004 a 36 meses en promedio una década después, hoy, con la incorporación de todos los tratamientos esa sobrevivida supera los 45 meses», dijo Sade, quien se desempeña en el Instituto Alexander Fleming, de Buenos Aires.

Jiménez Ríos aseguró que el cáncer de la próstata se está convirtiendo en una enfermedad crónica, pues aunque no es curable si se detecta en etapas avanzadas, sí es posible vivir más y tener calidad de vida.

«Los urólogos con el tratamiento de bloqueo hormonal nos quedábamos limitados y se morían los pacientes. Ahora viven más con quimioterapia, las terapias anti angiogénicas y ahora estamos en el umbral de terapias mucho mejor dirigidas para que el paciente tenga una mayor sobrevida y, sobre todo, con calidad de vida», subrayó.

El reto para los especialista en urología y cáncer de próstata radica en fortalecer las estrategias de prevención que ayuden a que el diagnóstico de la enfermedad sea en estadíos tempranos y no cuando esta ya hizo metástasis.

«Los pacientes llegan en un momento metastásico con más frecuencia que en un momento localizado el cuál sería curable, por esto la sobrevida como población se ve afectada hacia menos, el éxito de una campaña de detección temprana es que bajemos esta relación, si la mayoría de nuestros diagnósticos son en cáncer nos va a bajar la mortalidad», concluyó Manduley.

El congreso UROSummit 360 reunió a 280 médicos especialistas líderes en oncología en México, Centroamérica y el Caribe.