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Cuidados en el hogar: El valor de lo “invisible”

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Panamá. 

«Hago malabares entre el trabajo y verlo, porque cada vez demanda más atención», dice Patricia Q. quien es madre de un bebé de 7 meses. Ella cuenta su experiencia sobre el teletrabajo. «Si él está despierto para el momento de la reunión, trato de tener cámara y micrófono apagados y el bebé jugando en el piso», explica. «Si no pude adelantar mucho o quedó algo importante pendiente espero que llegue mi esposo, y lo hago en la noche después de que dormí al bebé y se lo dejé», comenta.

El teletrabajo es una de esas cosas que dejó la pandemia por la COVID 19, y aunque habría que definir una relación, la pandemia también dejó algo más. Durante el 2020 y 2021 hubo un aumento de trabajo no remunerado para ellas.  De acuerdo a la más reciente Encuesta de Ciudadanía y Derechos del Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales AIP Panamá, las mujeres que dedican 5 horas o más a actividades domésticas y de cuidados, representan más del doble que los hombres.

«Todas las personas, hombres y mujeres, declararon que habían aumentado el trabajo dentro del hogar. Pero cuando uno hace las preguntas específicas, la diferencia es bastante abrumadora», explica la doctora en Ciencias Políticas e investigadora del Cieps, Nelva Araúz R.

Con «cuidados» la doctora Araúz R. se refiere a todo ese trabajo fundamental para sostener la vida, o como lo explica la doctora en Economía, y especialista en género Aracelly De León, es lo que la economía clásica llama «el trabajo reproductivo». «Es no sólo crear la nueva fuerza de trabajo, sino producir los alimentos, producir bienestar, gestionar la casa, atender a los enfermos».

Aunque Patricia reparte su tiempo entre teletrabajar y cuidar, en 2021 en Panamá por cada hombre que dejó de trabajar por no tener con quién dejar a los niños, 37 mujeres estaban en la misma situación; y una de cada tres mujeres inactivas laboralmente dejó de buscar trabajo por dedicarse a responsabilidades familiares, de acuerdo a la encuesta de Mercado Laboral de octubre de 2021.

En la región, la salida del mercado laboral en el caso de las mujeres representó un retroceso de 18 años, según el informe Panorama Social en América Latina, de la Cepal.

La pandemia de COVID-19 puso en el centro del debate la importancia de las actividades que sostienen la vida, sin embargo, siguen invisibilizadas en la economía tradicional, al no considerarse trabajo productivo. Pese a ello, cálculos de la Cepal en los países de América Latina y el Caribe indican que el valor económico de las labores no remuneradas en el hogar representa cerca de una cuarta parte del Producto Interno Bruto, y que las mujeres aportan a él dos terceras partes.

Corresponsabilidad

Tradicional e históricamente se les ha atribuido el trabajo de cuidados a las mujeres, pero en los últimos años se usa un término para plantear una distribución de tiempo y recursos más equitativa, corresponsabilidad. «Esta corresponsabilidad, fundamentalmente hoy día no solamente es para la pareja que acompaña a una persona que asume esa responsabilidad, sino que también se entiende que debe darse con el sector privado, y también con el Estado», explica Araúz R.

«En mi caso mi esposo se involucra muchísimo, gracias a Dios. Él deja hasta el almuerzo listo y le da el desayuno al bebé antes de salir, para que sea más fácil cuando él salga, y yo quede sola con T. Hubiésemos querido tener para pagar alguien que ayudara, así sea medio tiempo, pero se hace cuesta arriba», cuenta Patricia. Como ella, otras mujeres desearían tener más opciones.

Jakie C. y su bebé empiezan su jornada antes del amanecer. A las cinco de la mañana, ya el pequeño de 11 meses debe estar bañado para dejarlo a las 7 am en una guardería cercana a su lugar de trabajo.  Para ella no ha sido fácil desde el punto de vista económico. «Normalmente una guardería te cobra como si te cobrara la mensualidad de la universidad», comenta Jakie. «A lo mejor si existieran guarderías que el Estado financiara. Me imagino que son los Caipis (Centro de Atención Integral a la Primera Infancia), pero el que me tocaría no me acepta a mi hijo tan pequeño».

En ese sentido, el Estado panameño está en deuda. Se calcula que el déficit de atención a menores de tres años fuera del hogar alcanza casi a la mitad de niños y niñas de esta edad, y solo el 1% asiste a un centro público. Esto de acuerdo al «Diagnóstico y Plan de Acción para la Iniciativa de Paridad de género en Panamá» elaborado por Enred Panamá (2018)

La doctora De León plantea que la responsabilidad del Estado es que haya lugares especializados de cuidados, y no solo para niños, sino también para adultos mayores y personas con discapacidad.  «Por ejemplo, en todas las fábricas, en todas las oficinas, en todos los supermercados, debería haber guarderías infantiles, incluso estancias diurnas para adultos mayores», comenta.

Licencias cortas

Andrea P. regresó a sus labores fuera del hogar apenas dos meses después traer al mundo a su primer bebé. «Es difícil. Es como sentir que estás en dos lugares al mismo tiempo y no te concentras bien en uno ni en el otro», lamenta. Ella recuerda que tuvo que llevar la ley 135 del 23 de marzo de 2020 impresa y subrayada en donde dice que tiene derecho a que se le conceda un tiempo y un espacio para extraerse la leche materna hasta los 12 meses de su bebé.

Su lugar de trabajo, pese a ser una institución de salud, no cuenta con una sala de lactancia. Tampoco tuvo consideraciones, ni flexibilidad de horario, y aunque en teoría, la responsabilidad de una nueva vida debe ser compartida, para el Estado panameño y las empresas, salvo algunas excepciones, el hombre solo tiene derecho a tres días de licencia de paternidad. Y, aunque recientemente hubo una modificación que extendía el fuero de maternidad al padre, solo se da bajo dos condiciones, explica la doctora Araúz R., «en realidad lo que hace la ley es simplemente extender ese fuero de paternidad en caso de dos supuestos, en el supuesto de que la mamá haya fallecido, y luego en el otro supuesto es que haya perdido el trabajo durante los 12 meses, aproximadamente».

En busca de cambios

«Creemos que somos un país que está muy, muy atrasado», comenta Delia Morales, activista de Espacio Encuentro de Mujeres. La organización lleva más de ocho años trabajando los temas de cuidados a través de propuestas feministas y actualmente promueve la campaña «Quien cuida a las que cuidan», en redes sociales.  Morales afirma que una de las motivaciones de la organización es lograr un cambio en Panamá. «Seguir llamándonos un país en vías de desarrollo cuando no se contemplan los temas de atención primaria, que es el tema del cuidado de las mujeres, el tema de la atención del trabajo no pagado, y esas dobles y triples jornadas laborales de que hablamos; que todavía Panamá no tenga políticas realmente claras en estos temas, eso es lo que a nosotros realmente nos mueve, quisiéramos ir caminando hacia allá».

La solución que se plantea desde organismos internacionales es la construcción de un Sistema Nacional de Cuidados para lo que, en Panamá, trabajan en conjunto el Ministerio de Desarrollo Social y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, a través de ONU Mujeres, que conforman la Mesa de Cuidados de la Iniciativa de Paridad de Género (IPG).

«Montar un Sistema Nacional de Cuidados no es una cosa que se hace de la noche a la mañana. Hay un tema de mucho estudio de diagnóstico», comenta Virginia Barreiro, directora de Cooperación Técnica Internacional del Mides, y quien lidera la mesa de cuidados de la IPG.

Hasta la fecha el equipo ha levantado un documento de lineamientos técnicos y una hoja de ruta para la construcción del Sistema. Además, elaboró una propuesta para pilotear un modelo de cuidados en un territorio del país. «O sea, ordenar todo este tema y poner en práctica ese modelo de cuidados en Panamá para obtener lecciones aprendidas y trabajar en un escalamiento que va a formar parte de esa hoja de ruta», dice Barreiro, quien aclara que, aunque el Mides es el rector de la política que potencia la conversación, son varias las instituciones involucradas. De hecho, existe una sub mesa de cuidados, en la Mesa de Políticas Públicas del Gabinete Social.

La incipiente iniciativa de la Mesa de Cuidados ha empezado a sensibilizar al sector privado, con la asesoría del consultor Julio Bango, exsecretario del Sistema Integral de Cuidados en Uruguay. «Había sectores que tenían un desconocimiento total de lo que se busca con un Sistema Integral de Cuidados», comenta Dayanara Salazar directora de Programa de ONU Mujeres. «Esta nueva propuesta de que el Estado asuma y que además se reconozca el trabajo doméstico que históricamente han hecho las mujeres, era algo totalmente novedoso».

Y aunque en la experiencia de Uruguay, este proceso no tomó menos de 10 años, la esperanza desde ONU Mujeres es que en Panamá finalmente funcione. «Pensamos que esto no debe quedar como una propuesta de gobierno, sino que debe trascender una propuesta de Estado», comenta Salazar. Una propuesta que debe pasar a la acción. Estado, empresas y sociedad se lo deben a quienes con malabares hacen el trabajo invisible de sostener la vida.

Por: Verónica Gutiérrez / Periodista del Postgrado en ‘Periodismo 4.0’ © del Instituto de Investigaciones Aplicadas, iiafEC, Panamá.

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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