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Una cultura de atención y reducir factores de riesgo previene el cáncer de cuello uterino

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¿Qué es el VPH?, ¿cómo se transmite? y, ¿qué factores de riesgos existen? Fueron algunas de las preguntas que respondieron la citopatóloga Eva Ramón Gallegos y la oncóloga Arcelia Varela en el webinar del mes de marzo, por el Día Mundial de Prevención del Cáncer de Cuello Uterino.

¿Qué es el VPH?

El VPH es un agente infeccioso que está formado por moléculas de ADN circular asociado a proteínas como todos los virus. Puede estar inactivo hasta que se incorpora o infecta una célula del cuerpo humano, es decir, hasta entonces puede entrar esta célula y quedarse estático ya sea fuera o dentro del núcleo, infectando los epitelios como la piel y las mucosas.

“En la piel pueden causar las verrugas que salen en las manos y pies y que son de virus de bajo riesgo (tipos 6 y 11), pero también infecta a las mucosas y ahí sí causa lesiones y tumores como el caso del cérvix uterino, la vagina, la vulva, área perianal, la boca o la faringe”, explicó la citopatóloga Eva Ramón Gallegos.

La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer ha clasificado 12 genotipos como virus de alto riesgo, que pueden generar estas lesiones y tumores que son los tipos 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58 y 9.

“Los oncólogos somos los encargados de llegar hasta el final”, mencionó la oncóloga Arcelia Varela, quien también resaltó que una vez detectadas las neoplasias en cérvix, comienzan una serie de pruebas. También, compartió que hay presencia de cánceres cervicales y se relacionan más con los tipos 16 y 18. «Hay un gran número de papilomas, pero en los estudios que hacemos encontramos que un 70% de los cánceres están asociados al 16 y 18«, dijo la doctora Arcelia Varela.

¿Cómo se transmite?

La transmisión más frecuente de la infección del VPH es por relaciones sexuales, pero se deben aclarar otras formas. La doctora Eva Ramón dijo que “primero es la relación sexual con una persona infectada. También puede ser por contacto sexual sin penetración, incluso puede ocurrir una autoinoculación de un mismo sitio de una persona”.

Es decir, una persona se puede autoinfectar, de un sitio donde tenga el virus con probabilidad de pasar a otro órgano. Esto puede darse manual genital o por fomites (cosas infectadas que se usan), aunque es con mucho menor frecuencia, pero hay evidencia de que ha sido por ropa interior compartida, guantes quirúrgicos o por pinzas de biopsias, entre otras.

La doctora Eva Ramón también explicó que otra forma es la “transmisión vertical: la que se da cuando nace un bebé, pues a través del canal del parto una madre infecta a su hijo”. La última manera de infectarse se da por la afectación en diferentes partes del cuerpo de forma simultánea.

¿Qué pasa en los países de Iberoamérica?

El 90% de las muertes por cáncer de cuello uterino suceden en países de bajos ingresos, ¿a que se atribuyen estas estadísticas? Es lo que pone sobre la mesa, la periodista de salud y moderadora de este diálogo: Carmina de la Luz.

Se trata de una acumulación de factores. “Están los gubernamentales por ejemplo. Ha habido un rezago. Los programas para el control se iniciaron tarde, el primero empezó en los años 90 en todos los países de latam, pero desde entonces hay bajo presupuesto para las campañas, servicios, seguimiento y tratamiento”, comentó la citopatóloga.

Para dimensionar la situación: en Estados Unidos el primer programa que se implementó para la búsqueda de cáncer de cérvix fue en 1950 y se intensificó en 1960. Para finales de esa década, ya tenían una cobertura del 25% de muestreos a mujeres de entre 20 y 30 años.

En México la cobertura (porcentaje de mujeres que han sido muestreadas) con papanicolaou, según el último reporte de 2018, es del 36.4%. “Para que tengamos una idea, hay varios países en Latinoamérica que es importante mencionarlos, como Brasil, Argentina, Colombia, Uruguay, Costa Rica y Cuba ellos tienen una cobertura del 70 al 91%, entonces algo no estamos haciendo. En otro caso, hay países que no tienen ningún programa para la búsqueda del cáncer, por lo que no hay datos epidemiológicos al respecto”, resaltó la doctora Eva Ramón.

Otro factor es la baja escolaridad de la población y por lo mismo, las personas ignoran la importancia de hacerse un ensayo como la citología de papanicolaou. “Por la falta de acceso a la información, hay personas que no acuden a las instituciones públicas a pesar de que se cuenta con los servicios, porque no le han visto la importancia”.

La pobreza es otro factor y muy relevante. “Las personas a veces no tienen dinero para pagar el transporte, esto tiene que ver con que no tienen acceso a áreas urbanas y no pueden acudir”, continuó la citopatóloga.

La especialista contó que han muestreado a mujeres de 40 años que nunca se habían hecho una prueba y es ahí donde los factores culturales también juegan un rol clave. “Porque les da pena o vergüenza de que les vean sus partes íntimas por la religión, o decisión propia y eso les importa más que su vida o que su salud. El machismo todavía existe y muchas mujeres le tienen que pedir permiso al marido para hacerse pruebas o estudios de este tipo”, agregó.

“Desgraciadamente la violencia masculina no permite que sean revisadas si no es doctora o si el marido no está presente. Además se suma la vergüenza y los mitos de que nadie debe ver tus genitales más que tu esposo, lo que puede convertirse en una sentencia de muerte”, compartió la doctora Arcelia Varela.

Actualmente la OMS ha establecido objetivos para la eliminación del carcinoma cervicouterino y lo que pretende es erradicarlo en el 2030. Para ello hay tres estrategias muy importantes.

La primera es que el 90% de las niñas hayan sido vacunadas contra el VPH, máximo a los 15 años; que el 70% de las mujeres se hayan sometido a una prueba de detección a los 35 años y de nuevo a los 45 años; y, por último, que el 90% de las mujeres diagnosticadas estén en tratamiento. “Se puede tratar el cáncer cervicouterino en sus primeras etapas, no es sinónimo de muerte tener el virus, pero se tienen que atender”, recalcó Eva Ramón.

¿Cómo detectar el VPH?

La prueba básica de muestreo es la citología de papanicolaou. “Esta prueba es muy importante porque nos permite ver si las células están sanas o no, pueden estar apenas enfermas o con las primeras lesiones”, pero la citopatóloga comentó que también da indicios de una infección por el VPH, por ello es importante que se acompañe de la colposcopia, “donde se revisa y se observa con una especie de microscopio cómo está el epitelio del cuello uterino”.

Si con la colposcopia se detecta una lesión, “en todas estas técnicas con unas pinzas cortan un pedazo de tejido y un patólogo determina si solo es una lesión, si hay cáncer o probable infección del virus”. Al tomarse la muestra, se puede sugerir que hay VPH, pero la única prueba que puede asegurar es la PCR.

“Esta prueba es de replicación de copias y eso los biólogos moleculares ven si da positivo o negativo y con esas 4 pruebas es posible tomar una decisión. Todas las pruebas son complementarias”, señaló Eva.

Es importante la complementación de estas pruebas, pero lo más importante es ir con un especialista y que se dejen orientar.  Por lo que las especialistas recomiendan que desde el inicio de las relaciones sexuales sea una rutina anual.

“No es confiar o de la suerte, hay que ser consciente y responsable y saber en qué riesgo está la persona. Yo recomiendo hacerlo cada año. Hay algunos que se tienen como probables oncogénicos, con esos virus hay que tener cuidado, porque a veces en 6 meses ya te generan una lesión de alto riesgo”, dijo la doctora Eva Ramón.

El cérvix desgraciadamente no es sensible al dolor, si lo fuera se podrían detectar estos cambios inflamatorios muy tempranamente. Pero no, si no los vemos no podemos saber que hay ulceraciones, pérdida de sustancia en esa zona, contaminaciones bacterianas o virales, etc.” comentó la doctora Arcelia Varela.

Por ello, después de tomar las muestras, estas se envían al patólogo para identificar o en su caso confirmar la existencia de una neoplasia o replicación activa de las células y que puede ser leve, moderada o severa. Esto se le informa a la paciente de manera puntual para que pueda procesar la información. «Lo importante es que las displasias o lesiones intraepiteliales de leve, moderado o inclusive de casos severos son curables«, explicó la doctora Varela.

¿Cómo evoluciona la infección a cáncer de cuello uterino?

La mayoría de la población está expuesta a diversos tipos de VPH, pero infectarse no es sinónimo de cáncer por lo que hay que evitar los factores de riesgo. Algunos de estos son el tabaquismo, el alcoholismo, las drogas y no usar preservativo. “No podemos controlar la infección inicial de prevención, pero sí podemos evitar los factores de riesgo y reforzar nuestro sistema inmune, ya que casi todos se resuelven por esta vía: con vacunas”, explicó la doctora Arcelia Varela.

Tener VPH no es equivalente a cáncer, pero sí es una alerta. “El virus se queda en fase latente por mucho tiempo sin desencadenar una multiplicación descontrolada que es la que puede generar cáncer. Pero tampoco todos los VPH son capaces de generar cáncer. No condenan y menos si se asiste a consultas médicas para un seguimiento”.

El ser detectado es lo más importante para disminuir los factores: “es importante encontrar los daños, donde el virus se inoculó, donde se dejó un daño en células, pero eso por sí solo no ocasiona cáncer. Fase latente significa que puede quedarse ahí sin evolucionar mientras se vigila médicamente, pero no requiere un tratamiento”, enfatizó la oncóloga.

La etapa en la que podemos reforzar el sistema inmune durante la etapa de latencia, es donde se puede evitar significativamente el cáncer. “La idea es controlar el inicio de la vida sexual ya protegidas y que ese primer contacto quede bajo control en un reforzamiento inmune”, continuó.

La importancia de que los varones se involucren en la prevención

Es importante que las niñas y niños puedan recibir la vacuna entre los 9 a 12 años de edad. La nonavalente se puede inocular hasta los 45 años. “Se deben incluir a los varones en los programas de salud, dado que han quedado excluidos y ellos son transmisores del VPH. Se resposabiliza a las mujeres, pero también los varones pueden desarrollar cáncer de pene, cáncer orofaringe y anal y a veces es por contaminación”, destacó la citopatóloga.

Es necesario promover la reflexión anticipada de los riesgos y el manejo de la enfermedad, para que los hombres estén enterados de que también a ellos se les pueden hacer pruebas. “De hecho, se revierte la infección de forma más eficiente por algunas cuestiones anatómicas. El VPH no tiene un género de preferencia, sino que puede infectar a ambos”, concluyó la doctora Eva Ramón.

Consulta este webinar completo aquí.

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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