Ucrania.
Una mujer aguarda noticias de su marido que se presentó voluntario para luchar contra el ejército ruso en el frente oriental de Donets mientras espera la llegada de su segunda hija. “Desde el principio de la guerra nunca pensé ni una sola vez en abandonar Ucrania. Me resulta muy difícil plantearme esa cuestión, tengo una hija de 8 años y no puedo irme. Quisiera que no tuviera que ver la guerra, pero me siento más tranquila. Quisiera ver cómo avanza la vida en nuestro país”, compartió.
Cada vez más futuras mamás deciden tener sus hijos en Ucrania pese a los riesgos. Durante los tres primeros meses de la guerra Natalia Cushman observó un descenso en el número de pacientes. Un año después, todo vuelve lentamente a la normalidad. Pero ahora su trabajo es mucho más que atender partos.
“Hemos visto pacientes con más complicaciones de lo normal durante el embarazo. Tienen problemas derivados del parto y del estrés. Trabajamos con psicólogos y nuestros médicos también ejercen de psicólogos”, comentó la médica Natalia Cushman.
La médica y sus colegas, convirtieron un sótano en una sala de parto a salvo de las bombas: un lugar seguro pese a que el hospital sea atacado. Es una de las razones por las que Renata y Constantine decidieron tener ahí a su primer hijo. Esta pareja huyó de Donetsk, en el este de Ucrania. A pesar de la guerra, las mujeres son optimistas ante el futuro del país al que traerán a sus hijos. Para ello, Ucrania necesita la paz, pero tal vez se consiga en mucho tiempo.
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