Brasil.
En medio del peor pico de los últimos años, Brasil combate el dengue puerta por puerta con fumigaciones y campañas de concienciación, entre la población que busca acabar con el enemigo público número uno del país: el mosquito Aedes aegipty.
Actúan en dos frentes: fumigando con veneno de baja intensidad e incentivando a la población a poner coto a la proliferación del mosquito dentro de sus hogares, donde se producen el 75% de las infecciones, según estimaciones oficiales.
João Fernandes, agente de Vigilancia Ambiental de Salud de Brasil, dice que esta es una acción residual: “Pasamos dos veces para eliminar los mosquitos que están circulando y transmitiendo el dengue a los habitantes”, dijo.
En lo que va del año se han reportado 715 mil casos y 135 muertes en todo Brasil, según el último balance del Ministerio de Salud. La situación ha adquirido tintes epidemiológicos en al menos siete de los 27 estados brasileños, entre ellos, dos de los tres más poblados, Minas Gerais y Río de Janeiro, que ya declaró oficialmente una epidemia de dengue.
Los peores datos están en el Distrito Federal de Brasilia con una incidencia de casi 3 mil casos por cada 100 mil habitantes. En esta calle, no es difícil encontrar personas que acaban de superar el dengue o están en ello.
Edna Silva Couto, ama de casa de 67 años, relató: “Lo ha pasado mi sobrina que lo tuvo dos veces y ahora de nuevo. También mi hijo y a mi nieto lo tengo con síntomas de dengue”.
Mateus Fernandes tiene 31 años y es conductor de una aplicación de transporte y también tuvo dengue. “Empecé a tener fiebre alta, fuertes dolores en el cuerpo, cabeza y abdomen y acudí a la Unidad de Salud. Me hice la prueba y fue positiva”.
Muchos de los vecinos afectados han preferido quedarse en casa ante la crónica saturación de la red pública. “Uno llega allí y es tanta cosa. Está muy lleno, la atención no es prioritaria y se hace de forma muy rápida”, se queja Joelson dos Santos Nunes de 62 años y director de una escuela infantil.
Mientras tanto, Brasil también ha empezado a cuentagotas la vacunación contra el dengue con la fórmula del laboratorio japonés, Takeda, aunque no se espera que su aplicación produzca un impacto sanitario inmediato, debido a la baja disponibilidad de las dosis.
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