Bélgica.

Es lo que se está probando en las gélidas corrientes ricas en nutrientes del mar del Norte. Se ha instalado un proyecto piloto pionero en un parque eólico marítimo a cincuenta kilómetros de las costas de Bélgica.

En la estación marina de Ostende un equipo de científicos de la Universidad de Gante cuida semillas de alga de azúcar. El objetivo es investigar a gran escala el cultivo de algas marinas, una proteína vegetal saludable para la dieta humana y animal que aún no forma parte de las costumbres europeas.

“Para aumentar o ayudar a la industria en desarrollo necesitamos una legislación que haga las cosas más fáciles, por ejemplo, que reconozca a las algas como producto alimenticio. Pero también, desde el punto de vista de la financiación, el sector europeo aún necesita investigación para que podamos cultivar especies locales en nuestro entorno natural”, explicó Jessica Knoop, del grupo de investigación de Ficología de la Universidad de Gante.

El equipo del proyecto UNITED 2020 cuenta también con miembros en los Países Bajos, Dinamarca, Alemania y Grecia. Una inversión de nueve millones de euros, con financiación del programa de inversión de la Comisión Europea Horizon 2020 y de socios del sector privado. Contratistas de granjas eólicas y otros sectores industriales están interesados en el potencial de su futuro comercial. Su evolución origina a su vez otros desarrollos tecnológicos.

“Si cultivamos algas a 50 kilómetros de la costa, podrías preguntarte cómo se puede monitorizar su crecimiento. Hay pequeñas empresas emergentes que están creando robots marinos. Existen muchas startups y proyectos de investigación que miran la biorrefinería a la hora de obtener compuestos que necesitamos para diversas aplicaciones: alimentos, comida animal, cosmética, productos farmacéuticos”, planteó Olivier de Clerck, director del laboratorio de Ficología de la Universidad de Gante.

El cultivo de algas puede también ayudar al desarrollo de la producción de ostras y mejillones, y a la restauración de los ecosistemas naturales. Las granjas eólicas constituyen una parte fundamental, porque en el entorno de estas plataformas no se permite la navegación ni la pesca.